Rutinas del mal: Estudios discursivos
sobre archivos de la represión

María Alejandra Vitale (compiladora) (2022).
Buenos Aires: EUDEBA. 304 págs.

Facundo Exequiel Romero

facundoeromero@gmail.com

En el marco de las políticas de memoria (Jelin 2002), los archivos de la represión (Da Silva Catela y Jelin 2002), acervos documentales producidos por instituciones represivas, se han abierto a la consulta y el debate públicos. Su estudio constituye un campo académico que ha cobrado fuerza en América Latina en los últimos años en la producción de conocimiento sobre las prácticas de represión y, en particular, sobre el terrorismo de Estado. En tanto la vigilancia y persecución política resultan inescindibles de los decires producidos por las instituciones que las llevaron adelante, surge la importancia de una mirada discursiva sobre este objeto. En esta línea se sitúan los trabajos compilados por María Alejandra Vitale en Rutinas del Mal. Estudios Discursivos sobre archivos de la represión. Como la compiladora explica en el prólogo, el libro se enmarca en dos proyectos de investigación colectivos subsidiados por la Universidad de Buenos Aires y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica sobre los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA) y de la Dirección General de Informaciones (DGI) de la provincia de Santa Fe. Las autoras y los autores integran el Grupo de Investigación en Archivos de la Represión (GIAR)1. Desde el análisis del discurso francófono (Amossy, 2000; Maingueneau 2014) y un enfoque retórico del análisis del discurso (Vitale en prensa), este grupo busca aportar al conocimiento sobre los archivos de la represión, así como también construir memoria al respecto.

En el capítulo 1, Alex Colman realiza una recopilación de los modos de conceptualizar el archivo en la investigación social y el análisis del discurso, y se detiene específicamente en los estudios sobre archivos de la represión. El autor recorre la historia del concepto desde el surgimiento de la archivística en el marco del Estado moderno hasta los cambios de paradigma en la década de 1980. Respecto de esto último, cobran importancia los planteos que cuestionan la consideración del archivo como una fuente y lo interrogan en tanto artefacto cultural, en el marco del denominado giro archivístico. En particular, sobre los archivos de la represión, Colman destaca su importancia como lugares de memoria y las disputas por el acceso que eso supone. El autor agrupa los trabajos al respecto en tres conjuntos: uno orientado al impacto de los archivos en la actualidad, otro centrado en la reconstrucción del pasado a partir de ellos y un tercero que se interroga por las condiciones de producción de esa documentación en tanto discurso. En este último inscribe las investigaciones que componen el libro, que interrogan el vínculo entre discurso y control social.

En el capítulo 2, Vitale revisa el concepto de comunidad en la filosofía política y lo pone en diálogo con el de comunidad discursiva en el análisis del discurso con el fin de analizar los informes de la DGI, en particular, en relación con la ironía. Para esto último, recupera los modos en que esta ha sido estudiada por la retórica, la pragmática y el análisis del discurso. En los informes correspondientes al género “panorama semanal” de la DGI, producidos durante la última dictadura, Vitale identifica enunciados irónicos que contribuyen a poner al enunciador en un lugar de superioridad y reafirmar la identidad de la comunidad. La autora concluye que esta operación discursiva consolida la doxa de la comunidad discursiva de inteligencia al diferenciarla de un otro que se identifica con los valores contrarios. Esta constatación supone un rasgo diferencial de la DGI en comparación con la DIPBA, estudiada en trabajos previos.

El capítulo 3 toma por objeto la vigilancia a estudiantes universitarios por parte de la DGI entre 1968 y 1972. Mariano Dagatti observa las construcciones del otro a partir de marcas de subjetividad con carga axiológica negativa en oposición al mundo éthico de la comunidad de referencia. El autor concluye que en los informes aparecen dos mundos antiéthicos: el de los estudiantes y el del propio aparato del Estado. Mientras que el primero está ligado a una dimensión moral e ideológica, propia de prácticas que aparecen como opuestas a la norma de la comunidad que vigila, el segundo se vincula con la ineficiencia burocrática. Si bien otras instituciones estatales comparten sus valores, para la DGI, su falta de profesionalismo para garantizar el orden aparece como opuesta al propio ethos. Dagatti remarca que mientras que en términos ideológicos los estudiantes politizados son desvalorizados, se presenta como un aspecto positivo su profesionalismo activista, lo que la DGI considera peligroso. Como contracara, resulta una preocupación de este servicio de inteligencia la falta de preparación de la burocracia del Estado para combatir a este enemigo altamente disciplinado y organizado.

Nicolás Chiavarino analiza en el capítulo 4 el lugar de las emociones en los informes de vigilancia a la literatura. Desde la perspectiva de la argumentación en el discurso que retoma la tradición retórica, el autor se detiene en las emociones en tanto elemento nodal de la persuasión, unidas a los razonamientos. A partir de informes sobre grupos literarios, editoriales independientes y censura de libros fechados entre 1965 y 1977, Chiavarino identifica emociones dichas, estructuras narrativas que suscitan el pathos, técnicas argumentativas que apuntan a una reacción afectiva del auditorio y un discurso emocionado basado en valores compartidos. En este sentido, señala que en el marco de un discurso que se pretende objetivo hay un importante despliegue emocional en relación con la argumentación que busca afirmar la peligrosidad o inocencia de los vigilados.

En el capítulo 5, Paulina Bettendorff se detiene en los informes sobre funciones de cine y teatro independientes en las décadas de 1960 y 1970. Estos se enmarcan en la vigilancia al comunismo, al que se concebía enmascarado detrás de estas actividades. La autora retoma la categoría de ethos del análisis del discurso en diálogo con los aportes de las artes escénicas a la comprensión de la experiencia espectatorial, de modo que vincula la imagen de sí de los agentes en los informes con su corporalidad situada en la sala. En los relatos sobre funciones teatrales y cinematográficas se observa desvíos del ethos burocrático experto propio de la DIPBA debido a la escenografía de la expectación. La autora constata elementos propios de una presentación de sí en línea con la experiencia del agente como espectador y de la crítica de espectáculos. Estas fisuras del ethos del agente orientan a un ethos híbrido en el que se encuentran en tensión un yo-vigilante y un yo-espectador.

El capítulo 6 aborda la imagen de las mujeres en la vigilancia de la DIPBA a la Unión de Mujeres Argentinas (UMA). También a partir del concepto de ethos y en particular de ethos colectivo, Laura Bonilla Neira presenta una caracterización de la imagen que la UMA constituyó sobre sí misma y que la DIPBA construyó sobre ella. Respecto de lo primero, la autora afirma que la UMA se presentaba a partir de una imagen de sí definida por categorías como la unidad en la diversidad, la maternidad, el patriotismo y la hermandad internacional. En cuanto a la construcción que la DIPBA hizo de la UMA, Bonilla Neira señala el uso de las técnicas de refutación, de descalificación del adversario y desmitificación, con la finalidad de “desenmascarar” la filiación comunista de la organización, que de acuerdo al organismo de inteligencia, buscaba captar mujeres incautas para sus fines comunistas.

En el capítulo 7, Florencia Magnanego analiza las heterogeneidades enunciativas en informes de vigilancia a asambleas de los trabajadores del Astillero Río Santiago, fechados entre 1957 y 1975. Retomando los estudios sobre la polifonía en el discurso, la autora observa la presencia de procedimientos de inserción de la palabra ajena, propios de un discurso no monológico en el que se entrecruzan puntos de vista y se confunden voces. A partir de la cita en estilo indirecto encubierto, la cita implícita y la cita mixta, Magnanego constata que no se presenta una alteridad total entre el agente y los obreros vigilados. Por el contrario, aquel se identifica con sus puntos de vista y acepta parte de su argumentación. En ese sentido, la autora interpreta que esto se debe a una identidad política nacionalista compartida entre trabajadores y patronal, que presenta a esta última como protectora del astillero.

El capítulo 8 posa su mirada sobre las fotografías producidas en el marco de la vigilancia de la DIPBA a las manifestaciones político-sindicales entre 1957 y 1993. María Ledesma interroga esas imágenes con el objetivo de reconstruir los valores de quienes las produjeron, manipularon y consumieron. En ese sentido, la autora concibe que es posible caracterizar la memoria discursiva visual de la comunidad DIPBA a lo largo de tres décadas según dos modos de mirar: la mirada de cronista, que recorre un evento y compone la situación, y, la mirada científico-policial, que recoge evidencias, centrada en el peligro de los vigilados y que busca indicios que alertan sobre su conducta.

En el capítulo 9, María Elsa Bettendorff analiza la fotografía policial en el archivo de la DIPBA. La autora se interroga por la articulación entre la memoria discursiva de esta comunidad y las fotografías a partir del concepto de memoria escópica, que permite observar constantes en su modo de ver. Bettendorff analiza siete conjuntos de fotografías de diferentes momentos significativos para la vida político-social del país. Al respecto, concluye que a lo largo del tiempo hay una memoria relativa a un saber mirar y un saber mostrar. Sin embargo, observa que entre las décadas de 1960 y 1980 las fotografías operaron como enunciados probatorios propios de una mirada vigilante y herramientas de un hacer, mientras que en la de 1990 continuaron siendo un instrumento de la tarea policial pero menos profesional, menos experta, como un simple registro.

Por último, Julia Kratje estudia las fotografías de los informes de vigilancia a la UMA. En el capítulo 10, la autora se detiene en las relaciones entre discursos verbales y visuales, de modo que considera los usos y apropiaciones de imágenes icónicas por parte del espionaje. En primer lugar, la autora analiza el uso de las fotografías incautadas como modo de ampliar lo dicho en los informes, de probar la filiación política de las vigiladas. A continuación, la autora observa la relación entre las imágenes producidas por la DIPBA y los informes. Lejos de limitarse a su carácter referencial, el material fotográfico analizado tiene una relación complementaria con el registro verbal; las imágenes abren posibilidades de inferencia ligadas a lo ocurrido en el pasado y al futuro, que es su posible consecuencia.

El conjunto de trabajos que el libro reúne constituye un aporte de gran solidez teórica y rigurosidad metodológica para la comprensión de los archivos como lugares de memoria, interrogando sus condiciones sociales de enunciación. Cada capítulo aborda aspectos específicos de la enunciación de estas comunidades discursivas, de modo que la obra en su totalidad logra contribuir a la comprensión del vínculo entre la vigilancia social y la palabra. En el contexto actual en el que el lugar de los servicios de inteligencia es cuestionado y discutido en tanto supone una tensión para la democracia, la producción de conocimiento académico sobre los archivos resulta de interés para la construcción de memorias críticas, ya que, como señala Jelin (2017), estas no tratan del pasado sino del presente en tanto es el modo en que los sujetos construyen un sentido del pasado a partir de sus huellas, en una actualidad signada por luchas de memorias alternativas.

Bibliografía

» Amossy, Ruth. 2000. L’argumentation dans le discours: Discours politique,littérature d’idées, fiction. París: Nathan.

» Da Silva Catela, Ludmila y Elizabeth Jelin. 2002. Los archivos de la represión: documentos, memoria y verdad. Madrid: Siglo XXI.

» Jelin, Elizabeth. 2017. La lucha por el pasado. Buenos Aires: Siglo XXI.

» Jelin, Elizabeth. 2002. Los trabajos de la memoria. Madrid, Buenos Aires: Siglo XXI.

» Maingueneau, Dominique. 2014. Discours et analyse du discours: Une introduction. París: Armand Colin.

» Vitale, María Alejandra. En prensa. “Enfoque retórico del análisis del discurso”. En Métodos del análisis del discurso: Perspectivas latinoamericanas, compilado por Oscar Iván Londoño Zapata. Buenos Aires: Biblos.


1 Este equipo conforma el Grupo de Investigación en Archivos de la Represión (GIAR). Al respecto ver www.grupoinvestigacionarchivosdelarepresion.wordpress.com.