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Katrin Lengwinat
Universidad Nacional Experimental de las Artes, Caracas, Venezuela
katjoropo@gmail.com
Recepción: septiembre 2020.
Aceptación: diciembre 2020.
Venezuela ha vivido cambios radicales en los últimos 20 años, tanto político-ideológicos como de políticas culturales y educativas, que han dejado profundas huellas en el quehacer (etno)musicológico. Se distinguen claramente dos etapas. La primera fue liderada desde 1999 por Hugo Chávez, cuyas orientaciones impactaron considerablemente en el interés por las culturas populares y la construcción de valores para un nuevo ideal liberador. Fue una fase de abundancia y entusiasmo con muchas iniciativas, pero también de falta de tolerancia entre los adversarios. La segunda etapa comienza en 2013 con la muerte de Chávez y pretende seguir esa orientación, pero el estrangulante embargo internacional y la atención de algunas pocas áreas prioritarias impide su realización. En consecuencia, esta etapa se caracteriza por precariedades enormes e intentos poco exitosos de hacer sobrevivir algunos logros. Sin embargo van surgiendo nuevas iniciativas y producciones que tratan de defender una mínima continuidad de las actividades y la integración de los contrincantes.
Palabras clave: etnomusicología venezolana, socialismo del siglo XXI, culturas populares, resiliencia
A Venezuela passou por mudanças radicais nos últimos 20 anos, tanto em termos político-ideológicos quanto de políticas culturais e educacionais que deixaram marcas profundas no campo (etno)musicológico. Duas etapas podem ser claramente distinguidas. O primeiro foi liderado desde 1999 por Hugo Chávez, cujas orientações tiveram um impacto considerável no interesse pelas culturas populares e pela construção de valores para um novo ideal libertador. Foi uma fase de abundância e entusiasmo com muitas iniciativas, mas também de falta de tolerância entre adversários. A segunda fase começou em 2013 com a morte de Chávez e pretende seguir essa orientação, mas o estrangulamento do embargo internacional e a atenção de algumas áreas prioritárias impedem a sua realização. Consequentemente, é caracterizado por uma enorme precariedade e tentativas mal sucedidas de fazer sobreviver algumas conquistas. Entretanto, estão surgindo novas iniciativas e produções que buscam defender uma continuidade mínima das atividades e a integração dos adversários.
Palavras-chave: etnomusicologia venezuelana, socialismo do século 21, culturas populares, resiliência
Venezuela has undergone radical changes in the last 20 years, both political-ideological changes and changes in cultural and educational policies that have left deep traces in the (ethno)musicological field. Two phases can be clearly distinguished. The first was led since 1999 by Hugo Chávez, whose orientations had a considerable impact on interest in popular cultures and the construction of values for a new liberating ideal. It was a phase of abundance and enthusiasm with many initiatives, but also of lack of tolerance among adversaries. The second phase began in 2013 with the death of Chávez and intends to follow his orientation, but the strangling international embargo and the attention to only a few priority areas prevent its realization. Consequently this phase is characterized by enormous precariousness and unsuccessful attempts to make some achievements survive. However, new initiatives and productions are emerging that try to defend a minimum continuity of activities and the integration of opponents.
Keywords: Venezuelan ethnomusicology, 21st century socialism, popular cultures, resilience
La investigación de las músicas tradicionales en Venezuela entra en una etapa particular al comienzo del siglo XXI que trae nuevas orientaciones ideológicas y consecuencias económicas para el país. Son cambios radicales que se reflejan tanto en la re-conducción de las instituciones como en las condiciones para emprender estudios sistemáticos y abordar temas y enfoques idóneos.
La doctrina del Socialismo del siglo XXI y del socialismo bolivariano está fijada en muchos documentos reguladores del estado venezolano. Los dos supremos, la Constitución de la República y el Plan de la Patria, trazan las tendencias básicas para todos los reglamentos subsiguientes. Mientras que la nueva Constitución de la nación de 1999 había dado pistas propicias para abordar las culturas populares, los Planes de la Patria1 que establecen programas de gobierno y leyes venezolanas, le han dado continuidad. La orientación ahí contenida2 es sumamente amplia y repercute también en las líneas de investigación, así como en un lenguaje y pensamiento académico cada vez más politizado.
Conceptos como “independencia”, socialismo y decolonización han entrado con fuerza en las políticas públicas y también en la academia, especialmente en cuanto a las temáticas de turno y sus enfoques. Estos conceptos están basados en valores de la izquierda: la ideología chavista (o bolivariana) y el socialismo del siglo XXI. Veamos algunos puntos interesantes que plantea el Plan de la Patria vigente:
1.5. Afirmar la identidad, la soberanía cognitiva y la conciencia histórico-cultural del pueblo venezolano, para la descolonización del pensamiento y del poder.
1.5.1.6. Incorporar la discusión de los temas de colonialidad y descolonización a los estudios universitarios en todas las áreas.
1.5.4. Potenciar el arraigo de la población y la valoración de todos los territorios sociales como espacios de vida y producción cultural
2.6.1.4. Impulsar y ampliar la red de intelectuales
2.6.1.5. Desarrollar investigaciones sobre las tradiciones culturales que impulsen el conocimiento y práctica cultural.
4.2. Afianzar la identidad nacional y nuestroamericana (Plan de la Patria 2019-2025).
Pareciera entonces que existen lineamientos claros que sustentan la orientación de las políticas culturales, formativas e investigativas y que están vinculados, entre otros aspectos, con la identidad del sur y la soberanía intelectual.
Pero lo que parece tener bases firmes para garantizar continuidad y prosperidad, en la práctica presenta diversos problemas. La discontinuidad institucional, la falta de coordinación entre las instancias y la existencia de liderazgos inapropiados o inmóviles no permiten consecuentemente darle vida a las bases teóricas.
En estos veinte años surgen, se transforman y desaparecen varias instituciones importantes para la investigación musical. Entre las que sobreviven y las que se crean hay una brecha de continuidad normativa y administrativa que no permite coherencia ni la cooperación necesaria. Así se creó en 2005 el Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC) y toda atención a las áreas artísticas por las Direcciones generales sectoriales fueron convertidas en Institutos, entre ellos en el Instituto de Artes escénicas y musicales (IAEM). En el marco del IAEM se creó un área de investigación: “el Laboratorio de Investigación que organiza congresos y encuentros y estimula a los hacedores de cultura en el proceso de sistematizar su propia experiencia” (Viña, 2019). Pero el IAEM no necesariamente apoya al investigador de carrera para ejecutar su proyecto, sino eventualmente con módicos recursos para movilizarse hacia o dentro del interior del país y presentarse en eventos públicos. Eso se debe a la visión y al presupuesto del ente, así como al Control de cambio de divisas, implementado en 2003. Pero también se debe a que históricamente habían sido otras entidades las que se venían ocupando de ello, como los organismos FUNDEF, FUNVES, FONACIT. Uno de los dilemas entre las viejas instituciones y el nuevo Ministerio de es que solo parcialmente se vinculan por la línea de mando, porque las viejas estructuras legales se mantienen. Esa divergencia se muestra por ejemplo en la Fundación Casa del Artista formada en 1987, la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos creada en 1974 o la actual Fundación Centro de la Diversidad Cultural en la cual se convierte desde el año 2006 lo que era la próspera instancia de investigación de tradiciones musicales FUNDEF/INIDEF (y con otros nombres) desde hace 60 años. Aunque esas instituciones estén adscritas formalmente al más joven Ministerio del Poder Popular de la Cultura, éste tiene poca inherencia en ellas, porque su ente rector sigue siendo la Presidencia de la República. Por lo tanto, los designados a dirigir estas instituciones se eternizan en el cargo, sirvan o no sirvan para la gestión, porque el Ministerio de Cultura no tiene la potestad de cambiarlos y la Presidencia está enfocada en otras áreas.
Por otro lado es necesario considerar un histórico mal en Venezuela, que consiste en que por lo general los funcionarios de turno actúan con discrecionalidad y se basan en su criterio individual. Por lo tanto, las instituciones y sus actividades sufren de un permanente recomienzo, incluso si el cambio de autoridades sucede dentro de la misma tolda política o área profesional. J. A. Viña señala al respecto que:
La gran tragedia de la institucionalidad venezolana es la ausencia de una política de estado. Lo que hay son políticas [...] de las autoridades circunstanciales. Algunos proyectos tienen suerte de durar más, pero casi todo es temporal (2019, entrevista personal).
Por lo tanto se idea y se trabaja mucho en Venezuela, pero poco se logra concluir cuando se trata de procesos más largos como lo es el de la investigación. Debido a que cambian las orientaciones con cada funcionario, en el caso del Centro de la Diversidad Cultural se elimina en 2006 la investigación que había sido la actividad principal por más de medio siglo como había sido en el INIDEF3/FUNDEF.4 Como lo indica su nombre actual, desaparece también la música como foco principal. Esos cambios se expresan en la misiva vigente de estar “prestando especial atención a las formas organizativas de las comunidades y grupos en la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, como uno de sus grandes objetivos, al defender y proteger el patrimonio histórico y cultural venezolano y nuestroamericano” (http://www.diversidadcultural.gob.ve/nosotros/antecedentes). En consecuencia, el interés y la actividad comienzan a radicarse casi exclusivamente en la atención a los procedimientos necesarios para elevar una que otra manifestación tradicional venezolana en la UNESCO a Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad. Las publicaciones, los conciertos y programas de radio van desapareciendo. En Caracas se cierra a comienzos de 2017 incluso el acceso público a la hermosa sede histórica, lo que trae consigo la cancelación de las tertulias y exposiciones por parte del Centro. El mayor problema actual para los investigadores nacionales e internacionales se relaciona con el manejo del preciado archivo bibliográfico, investigativo, audiovisual y de objetos físicos que alberga materiales latinoamericanos de varios decenios, que se encuentran prácticamente inaccesibles y vedada la posibilidad de adquirir copias por parte de los investigadores. Sin embargo, algunos pocos documentos e interesantes producciones auditivas y audiovisuales se pueden consultar desde 2018 en una página Web.5
Otra institución, la Fundación Vicente Emilio Sojo (FUNVES), era complementaria a FUNDEF y se dedicaba a promover la musicología histórica. Sin embargo le daba a veces importante cabida a la etnomusicología y a la musicología popular. El problema de FUNVES fue que con ella se truncó un proceso de transformación institucional que estaba concebido para que no hubiera vacíos, sino una continuidad. La liquidación de la Fundación Sojo venía aparejada con el cambio de denominación de objeto de la Compañía Nacional de Música a Centro Nacional de Música, que sería un centro mucho más grande que la Compañía y ahí se iban a integrar la investigación (en base a las actividades de FUNVES), la producción artística y la formación de músicos. Lamentablemente la Procaduría General de la República devolvió el proyecto de creación del Centro Nacional de Música y ejecutó el decreto de eliminación de FUNVES, con lo que se eliminó también la investigación (Viña, 2019). Sin embargo, la Revista Musical de Venezuela, órgano principal de publicación de estudios musicales, fue asumida por la Compañía Nacional de Música. Los números antiguos en papel, 1-49, de los años 1980 hasta 2015, fueron digitalizados y a partir del número 50 (2016), cuando la revista pasó de la órbita de FUNVES a la de la Compañía Nacional de Música, comenzó a aparecer en formato digital.6 En ese momento se abre a un mayor grupo de autores y también de evaluadores, con el fin de disminuir, de alguna manera, las discrepancias políticas. Mantener la regularidad, incluso en formato electrónico, ha resultado complicado. Por un lado, debido a querer defender posiciones democráticas –como retribuir un modesto pago a los autores y jurados–7 y por otro, debido a la ampliación de la gama de evaluadores que en parte se han mostrado indiferentes ante su responsabilidad. Desde mediados de 20188 parece haberse truncado nuevamente el proceso de edición por renuncias y falta de inversiones para contratar el personal necesario para dicha actividad.
En 1999 fue creado el Ministerio de Ciencia y Tecnología y en su seno se fundó el FONACIT (Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación) para que cumpliera con la función operativa del financiamiento de la investigación. A partir del año 2006 se logra una inversión histórica que pasa del 0,3% al 2,69% del BIP, igualándose a los países de mayor desarrollo mundial (De la Vega, 2010). Sin embargo, desde el 2013 ya no se producen convocatorias para proyectos sino simples registros de investigadores. Pero los encargados del Ministerio tampoco habían enfocado ni entendido las investigaciones humanísticas, por lo cual los interesados de estas áreas tenían que hacer muchas maniobras para encajar en las “áreas prioritarias”. Sus propuestas no fueron tomadas en cuenta. Sólo se aprobaron casos muy contados como apoyo financiero a viajes, al insistir reiteradamente sobre el asunto.
En las universidades obviamente se sigue investigando, aunque la producción se está reduciendo cada vez más a la elaboración de tesis de grado y trabajos de ascenso en el escalafón académico de los profesores. Hasta el 2013 las universidades que tenían larga trayectoria9 disponían de un CDCH (Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico) que se ocupaba del apoyo financiero de procesos de investigación y de la difusión. Los fondos que se manejaban ahí han sido reducidos tan drásticamente en los últimos años que prácticamente desaparecieron. Pero las nuevas universidades que fundó el gobierno chavista nunca han contado con departamentos que administraran fondos específicos para la investigación.
Las instituciones se ven afectadas también por otras políticas públicas y visiones que han tenido un profundo impacto en su desarrollo. Por un lado, las perjudica la ausencia de la declarada pluripolaridad multicéntrica que se plantea en el ámbito mundial, pero no llega a concretarse a nivel nacional. Más bien las políticas públicas se convierten en un activismo ideado y dirigido desde el centro para ser llevado al interior del país como actividad pero no para la instalación de organismos autónomos. Por otro lado, se invita a una multitud de asesores cubanos10 que se integran activamente en la toma de decisiones de estrategias gerenciales, estructurales, educativas y culturales. Los funcionarios venezolanos de alto mando se apoyan muchas veces más en los isleños que en sus compatriotas. Pero la vasta experiencia cubana en esas áreas no siempre ha coincidido con la historia y las necesidades venezolanas. Una de las grandes decisiones que se tomaron bajo la óptica cubana fue la unificación del sistema educativo que trajo consigo por ejemplo la implementación de varias misiones educativas, entre ellas la misión Rivas que forma a bachilleres y la misión Sucre (Fernández, 2015, p. 71) que es un sistema universitario paralelo y donde los colegas hermanados “preparan las estructuras de dirección y la vocería estudiantil y garantizan la superación del personal docente venezolano” (Milanés, 2019a). Igualmente ellos se involucraron en la transformación del sistema cultural a través de la misión Cultura que “comenzó en 2008, con 539 colaboradores cubanos, y en su momento de mayor actividad contó con 1300” (Milanés, 2019b). Los homólogos cubanos afirmaban también la centralización de decisiones y estrategias en las Compañías Nacionales de Música, Danza y Teatro. Con el agravamiento de la situación económica, desde 2015 va bajando el nivel de involucramiento cubano, pero las estructuras y políticas ya están creadas.
Al mismo tiempo, la declaración del Control de cambio por parte del Gobierno bolivariano en 2003 restringe completamente la adquisición y el manejo de divisas para detener la fuga de capital. Esta medida que sigue vigente desde hace 17 años, ha interferido severamente todas las gestiones tanto privadas como institucionales. Al comienzo había cierta disponibilidad para compras por Internet, pero en 2014 se elimina toda actividad con divisas que no sea del estado. Esto está afectando también a la musicología. Los investigadores ya no participan más en eventos internacionales, pierden las membrecías en organismos profesionales y no pueden adquirir bibliografías pagas o inscribirse en cursos de especialización.
Otros impactos ocasionados por la situación política, económica y social se reflejan en la pérdida del poder adquisitivo, quedando el sector público en una situación sumamente vulnerable. El sueldo de un profesor promedio11 universitario ha caído de unos 800 dólares en 2005, a 400 en 2010, 90 en 2017 y 4 dólares en 2020. Además ha ocurrido una drástica disminución de eventos nacionales por falta de apoyo, la conectividad digital se ha tornado sumamente precaria, publicaciones físicas han desaparecido casi por completo y no se ha logrado detener una fuerte migración de cerebros hacia otros sectores o fuera del país.
Resumiendo, hay que destacar que las discontinuidades institucionales, decisiones sobre liderazgos, centralización y sobre todo las políticas de masificación12 –una visión de máxima cuantificación e inclusión del gobierno, los problemas presupuestarios y de divisas, así como el énfasis posterior en un producto socioproductivo que solo apoyaba trabajos que conseguían de alguna manera un ingreso–, generan para el sector musicológico condiciones desfavorables, marginalizándolo casi por completo de las políticas públicas.
A pesar de la actual crisis de las instituciones y la investigación, hay algunas gestiones recientes exitosas, de las cuales se presentan la cohesión de la Sociedad Venezolana de Musicología y la dignificación de la Orquesta de Instrumentos latinoamericanos.
Este gremio musicológico fue constituido en el año 2001 por inquietud de un grupo de investigadores que veían la necesidad de unir esfuerzos para desarrollar el estudio y la enseñanza de la musicología y de la música y la promoción de encuentros disciplinarios, entre otras actividades. Con la muerte de José Peñín, su fundador y presidente, en 2008, la actividad de la sociedad cesó. Pero casi cinco años de mutismo fueron más que suficientes para concientizar las consecuencias de la ausencia del gremio y renovar el compromiso. En consecuencia, 27 miembros “viejos” reanudaron en 2013 la sociedad. Actualmente cuenta con unas 80 personas,13 entre miembros y candidatos. Desde el momento de la reactivación se han desarrollado labores continuas y de gran dinamismo. Una lista de discusión ha traído debates muy ricos, pero también discrepancias por posiciones ideológicas, por lo cual no siempre se ha logrado mantener a los investigadores juntos. A pesar de eso han surgido aportes colectivos y gremiales para Wikipedia,14 ponencias para congresos15 y publicaciones conjuntas.16 Además se ha logrado realizar en 6 años unas 35 conferencias de múltiples temáticas, organizar varios simposios y publicar 20 artículos en su revista indexada Musicaenclave.17 Por supuesto, ya no todos los integrantes viven en Venezuela,18 pero desde diferentes partes del mundo siguen participando y aportando a la vida musicológica de la Sociedad. La mayoría de nuestros colegas salió del país para encontrar condiciones de vida más prósperas y una buena cantidad de ellos puede seguir profesionalmente vinculada con la investigación. Otro logro de la Sociedad es romper las desigualdades territoriales, institucionales y temáticas, porque sus miembros provienen de todo el país, independientemente de las instituciones oficiales y se integran desde variados frentes: desde el histórico, el etnomusicológico, el popular, el educativo, etc.
Por cierto, esa política y estrategia de integración entre sectores ideológicamente opuestos se está observando en variados ambientes desde aproximadamente 2015. Mientras que antes de esa fecha había excluidos y auto-excluidos, ahora surge la idea de que “es necesario integrar, llamar a quienes estaban por fuera para servir al proyecto revolucionario, porque eso podía darle un mensaje positivo al país: el estado está construyendo la paz y una sociedad que está haciendo su aporte” (Viña, 2019). Esto se relaciona también con la severa profundización de la crisis económica, en cuyo marco el estado ya no puede sostener por si solo el apoyo, la promoción y la circulación del patrimonio musical y se abre hacia nuevos escenarios y estrategias como la actividad mercantil. En este contexto se relanza por ejemplo la Revista Musical de Venezuela en formato digital, se invita a la Sociedad Venezolana de Musicología a involucrarse y se incluye a gente no afecta al oficialismo, que entendía que el espíritu de la revista era el espíritu de divulgación académica de los trabajos, por lo que cedían permiso para que colaboraran como árbitros, entre otros.
La orquesta fue fundada en 1982 en INIDEF bajo la iniciativa de Isabel Aretz con el propósito de darle uso creativo al archivo etnomusicológico y a las investigaciones latinoamericanas de campo dentro del Programa regional de desarrollo cultural de la OEA. Desde ese momento hasta la actualidad, el grupo ha seguido 3 líneas:
» difundir géneros musicales latinoamericanos que reflejen la realidad del campo;
» darle a la música tradicional el toque técnico del compositor a través de arreglos, sin perder la esencia (actividad promovida por Jesús Bosque al integrarse al grupo (1985);
» propiciar música nueva experimental (de Isabel Aretz, Emilio Mendoza, Jesús Bosque) con instrumentos tradicionales.
En una entrevista (Odila, 2019) realizada para el tema que nos ocupa, tres fundadores de la Orquesta narraron y compartieron su entusiasmo sobre su reciente reconquista de la estabilidad laboral que está dando múltiples frutos para nuevas investigaciones y producciones artísticas. Hasta el año 2000 la orquesta estaba adscrita a INIDEF/CCPYT/FUNDEF, pero con la llegada de una nueva presidencia19 cambió la perspectiva institucional y los instrumentos pasaron a ser meros objetos museográficos, a pesar de la otrora política de adquisición de dos instrumentos –uno para conservarlo, el otro para ejecutarlo. Odila sobrevivió gracias a haberse registrado como Sociedad Civil sin fines de lucro, pudiendo así mantener sus actividades, ahora en distintas sedes.20 Pero en 2019 el grupo fue invitado a conformar un elenco del Teatro Teresa Carreño en Caracas con una nómina de 16 músicos y 2 técnicos y un espacio propio. Eso se debió a la política de la institución de darle fortaleza a la música no académica, la cual es entendida así por dos personas21 directivas claves. Esa circunstancia les da posibilidad a los miembros de Odila de coincidir diariamente, ensayar, investigar y crear en conjunto lo que genera extraordinarias consecuencias para difundir la música tradicional latinoamericana con base didáctica y fuerza sonora.22 El grupo actualmente se aboca a la investigación documental, mayoritariamente por Internet, aunque lamentan aún no tener acceso a la web en su lugar de trabajo. Sin embargo, también han creado un archivo propio a partir de sus experiencias de viaje de campo en INIDEF. Hoy por hoy se nutren de programas como “El Teresa va a la comunidad” procurando el intercambio de saberes con los cultores y también mantienen su línea didáctica afanosa en conciertos, talleres e incluso en cursos estructurados de etnomusicología. La acrecentada fuerza musical y la optimización de la creación colectiva, basadas en la investigación, formación y divulgación, muestran el impacto enorme de un apoyo institucional al contar con continuidad y seguridad laboral.
En general nos hemos convertido en investigadores tutores de otros y en proyectistas. Diseñamos un proyecto tras otro para intentar conseguir apoyo, insumos y estabilidad profesional. Pero las oportunidades y los resultados son muy limitados, no solo en cuanto a publicaciones sino también a otros productos de investigación. De unos 100 proyectos que se elaboran e incluso desarrollan, solo el 5 por ciento logra visibilidad e impacto en los últimos años. Desde 2015/16 presentamos los proyectos mayormente fuera del país, porque en Venezuela ya no encontramos fuentes de financiamiento y apoyo. No obstante, nos damos cuenta que estamos desactualizados en las temáticas, metodologías y conceptos que se están manejando a nivel internacional. Descubrimos que muy poco habíamos mirado hacia afuera y que estamos desconectados del mundo. Sentimos la falta de conocimiento de las estrategias para aplicar con éxito. Por lo tanto se ha iniciado un intenso proceso de búsqueda y aprendizaje para encontrar a los financistas y los contenidos apropiados. Muchos se han quedado en el camino o cambiado su rumbo. Sin embargo, los que seguimos activos hemos desarrollado actitudes de resiliencia y afrontamos las adversidades, convirtiéndolas en retos. Estamos conscientes de nuestras potencialidades y limitaciones, evaluando los recursos a nuestro alcance y actuando con optimismo, a veces también con éxito, ganando becas,23 subsidios24 y premios.25
En los últimos 20 años se está abordando una serie de temas y formatos nuevos para la investigación en Venezuela. Entre ellos destacan migración y diáspora,26 autobiografía,27 historia de vida,28 historia local,29 sistematización de experiencias,30 la actitud liberadora,31 venezolanidad,32 nuestramericanidad33 y diálogos socio-culturales.34 Estos temas surgen por supuesto de una realidad concreta, en la cual están inmersas también ideologías y la prosperidad de encuentros y escuelas descoloniales latinoamericanos, cuyo impacto resulta importante desde 2010.
Además se han desarrollado en los recientes dos decenios nuevos enfoques teóricos y metodológicos. A nivel universitario se distinguen claramente las estrategias investigativas en las universidades autónomas de las implementadas en las universidades creadas “en revolución”. Los nuevos enfoques que se abordan en las instituciones “chavistas” acentúan lo colaborativo,35 lo descolonial36 y lo grupal,37 además de hacer distinción consciente entre lo postmoderno y lo descolonizador, priorizando la revisión de procesos históricos.
La Universidad Central de Venezuela (UCV), como representante de las universidades convencionales y actualmente opositoras, está:
[…] aferrada a los procedimientos de control de la generación y circulación del material académico en cuanto a establecer pautas y estructuras para los documentos de circulación, para los proyectos y trabajos de grado, el tipo del discurso, el tema de pretender seguir defendiendo una objetividad con un discurso que no puede ser en 1ra persona... esas cosas que son de forma que la universidad históricamente ha defendido como un resguardo de la objetividad; y la exclusión de temas que puedan vulnerar esa objetividad y por lo tanto la cientificidad del trabajo (Viña, 2019).
Mientras tanto, en las universidades “nuevas”, la visión es completamente diferente. Por ejemplo, en los postgrados de la Universidad de las Artes (UNEARTE) se está construyendo un nuevo enfoque:38
Hay una resignificación del sujeto, de los procesos particulares y se le está dando la palabra a la gente para que hable, teniendo cuidado que lo que se genere de allí tenga comunicabilidad y responda a preguntas que debe responder cualquier trabajo científico: el qué, el cómo y para qué. Y que además esté escrito que pueda circular en contextos académicos. Eso ha permitido flexibilizar las formas discursivas. Aquí se permite el discurso en primera persona, que la gente haga una sistematización de su propia experiencia de vida, que esté hablando de si mismo, haciendo un balance de unos procesos formativos, artísticos que son muy importantes y que han dado una contribución al movimiento cultural venezolano, para sistematizarlo (Viña, 2019).
En fin, la apertura de perspectivas está vinculada con los elementos mínimos indispensables que garantizarán la comunicabilidad, la circulación y el diálogo con la sociedad desde la universidad.
En resumen, queda bien claro el impacto de las políticas y de los cambios político-económicos en las prácticas de investigación, formación y promoción. En la primera etapa hasta 2013 había mayor inversión en y valorización de las culturas populares, lo cual hizo que la investigación etnomusicológica (y afines) fuese más próspera, visible y creativa, amoldándose poco a poco a las ideologías de turno. Pero faltó tiempo para concluir muchos proyectos debido a la desinversión y el descrédito en que cayó la siguiente etapa, reduciendo no solo las condiciones de trabajo y de productividad, sino generando deserción hacia otras áreas de desempeño. Sin embargo, estos hechos no necesariamente afectan el pensamiento, más bien se puede constatar un mayor desarrollo de la crítica y la creación de perspectivas y metodologías innovadoras, emprendimientos no gubernamentales, así como la reconexión con el pensamiento y las estructuras latinoamericanos y mundiales.
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» Viña, J. Á. (2019). Sobre políticas culturales e investigación musical. Entrevista por Katrin Lengwinat realizada el 19 de diciembre en Caracas. (Manuscrito)
Biografía / Biografia / Biography
Katrin Lengwinat
Nació en Alemania, realizó estudios de Musicología y Latinoamericanística en Polonia y Alemania, así como un PhD en la Universidad Humboldt de Berlín. Desde 1995 reside en Venezuela. Sus indagaciones se han concentrado en las culturas tradicionales populares venezolanas y latinoamericanas, en las que ha abarcado aspectos metodológicos, clasificatorios, históricos y fenomenológicos, entre otros. El resultado de sus investigaciones se ha difundido en numerosos congresos y publicaciones en los ámbitos nacional e internacional. Desde 1997 se desempeña como docente e investigadora en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), dirigiendo el Área de Investigación de Artes Tradicionales. Es la representante de Venezuela ante el ICTM.
1 Planes de Desarrollo económico y social de la Nación 2007-2013, 2013-2019, 2019-2025.
2 Los grandes objetivos son: 1.- Defender, expandir y consolidar la independencia nacional; 2.- Continuar construyendo el socialismo bolivariano; 3.- Contribuir a la preservación del medioambiente; 4.- Desarrollar políticas de un mundo multicéntrico y pluripolar; y 5.- Consolidar a Venezuela como Potencia.
3 INIDEF – Instituto Interamericano de Etnomusicología y Folklore.
4 FUNDEF – Fundación de Etnomusicología y Folklore.
5 Para consultar aquí http://www.diversidadcultural.gob.ve
6 Para consultar aquí http://revistamusicaldevenezuela.com.ve
7 Los pagos se han mostrado difícil de mantener por el burocratismo, la alta inflación y el presupuesto cada vez más reducido.
8 El número 56.
9 Las así llamadas autónomas.
10 En el marco del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela.
11 Sería de escalafón medio, postgrado y unos 8 años de antigüedad.
12 Una visión defendida con la entrada de Farruco Sesto como ministro de cultura (2005-2011).
13 46 socios de número (de ellos 35 vivos) y 36 candidatos al 30-01-2020.
14 Voz “joropo”.
15 Tema migración, España 2019.
16 Sociedad Venezolana de Musicología (2019); otro sobre el merengue, actualmente en imprenta.
17 Para consultar en https://www.musicaenclave.com
18 Hasta finales de 2019 se indica que es un poco menos de la mitad (Sociedad Venezolana de Musicología (2019).
19 Alicia Briceño, esposa del entonces ministro de cultura Espinoza y Daría Hernández como asesora.
20 En el Conservatorio de Música Simón Bolívar y la Universidad Bolivariana de Venezuela.
21 Renzo Hernández e Irvin Peña.
22 Por ejemplo https://www.instagram.com/p/BxOeI3ahjoZ/, https://www.instagram.com/p/B8fSKcygkfF/ y https://www.instagram.com/p/B-piUcyl6ug/
23 María Betania Hernández, beca de investigación de campo de la Universidade Federal da Integração Latino-Americana / Brasil en 2019, para estudiar por 4 meses al son mexicano en Xalapa / México.
24 Víctor Márquez “Restauración de grabaciones de joropo tuyero”, Preservation Grant de la Fundación Cultural Latin Grammy 2019; Katrin Lengwinat “Aporte a la recuperación de la diversidad del joropo llanero”, Research Grant de la Fundación Cultural Latin Grammy 2020 (ver: www.venezuelamusical.com).
25 Ernesto Mora Queipo, Jean González Queipo, Dianora Richard de Mora “Las Décimas de los Paraujanos. Música e Historia Oral del Pueblo Añú” – Premio a la Investigación Histórica Musical “Alberto Calzavara”, 2007; Nina Hurtado “Instrumentos musicales de los pueblos indígenas del Amazonas venezolano” – Premio a la Investigación Histórica Musical “Alberto Calzavara”, 2008; Alexander Romero “Trascripción y Análisis Rítmico del Golpe de Tambor de Caraballeda” – Premio a la Investigación Histórica Musical “Alberto Calzavara”, 2008; Oscar Battaglini “El Cuatro. Continuidad y evolución con respecto a la guitarra renacentista” – Mención honrosa en el IX Premio de Musicología Samuel Claro Valdés 2014, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
26 “Consideraciones preliminares sobre la diáspora musical venezolana” de Daniel Atilano, Mariantonia Palacios, Juan Francisco Sans, Sonia García. Paper presentado en el II Congreso Internacional MUSAM de la Sociedad Española de Musicología, Madrid (2019).
27 Varias tesis de maestría y doctorado en proceso en Unearte.
28 Tesis de grado de Álvaro Rojas sobre Henry Martínez en la UCV (2020).
29 “Construyendo comunidad en Tarmas” (2015), varios autores de Unearte.
30 Por ejemplo como organización popular o a nivel individual.
31 González (2018).
32 Ibeth Nava (2017).
33 Lengwinat, Sulbarán, Cartaya: Tradiciones musicales e identidad nuestroamericana. Seminario virtual de posgrado, CLACSO (2020).
34 Como intertextualidad.
35 Área de Investigación de Artes Tradicionales en Unearte, que ha realizado varias investigaciones junto con los cultores de la población de Tarmas, estado Guaira.
36 Quizás el único trabajo por ahora a nivel etnomusicológico en Venezuela es “Joropo llanero. Parranda de re-existencia” de Fidel Barbarito (2019).
37 No solamente surgen más tesis grupales, sino también publicaciones como la voz Joropo en Wikipedia (aunque la posibilidad de permanente edición lo haya dispersado un poco).
38 Por ejemplo, en su tesis doctoral Andrés García “Bases epistémicas para desarrollar la guataca en una enseñanza musical otra” (2020) desarrolla desde la experiencia propia una estrategia didáctica “por oído” para crear y construir “maneras nuestras, situadas geo-históricamente para realizar músicas propias e identitarias”.