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Southern Rock Opera
Fertel, R. (2018). Nueva York: Bloomsbury Academic. 152 páginas.
Luis Miguel Machín Martín
Universidad de La Laguna, San Cristobal de La Laguna, España
lmachinm@ull.es
Hay pocas regiones en Norteamérica que contengan más contradicciones culturales, artísticas y sociales que el llamado Sur de Estados Unidos. Allí se condensan una serie de cuestiones que componen parte del núcleo ideológico y político del país, como el nacionalismo, el racismo latente o la herencia histórica del bando confederado, pero también otros asuntos más positivos como el nacimiento de la música country y el jazz o el desarrollo de importantes corrientes de la música folk desde hace décadas.
En ese contexto tan complejo aparece la banda de country rock Drive-By Truckers en 1996, con Patterson Hood y Mike Cooley como líderes. Desde su origen, la banda ha publicado doce álbumes de estudio y se ha ganado una buena reputación gracias a su mezcla entre tradicionalismo musical –el tan valorado respeto por el género americana– y progresismo ideológico.
El libro Southern Rock Opera, escrito por Rien Fertel, con título homónimo de uno de los discos de Drive-By Truckers, precisamente analiza ese álbum, publicado en septiembre de 2001 –poco después del atentado de las torres gemelas–. Esa obra había sido un proyecto ambicioso en el que la banda lanzaba una ópera rock con el propio género del rock sureño como asunto temático principal, con Ronnie Van Zant –líder y vocalista de Lynyrd Skynyrd hasta su muerte en accidente de avión– y Neil Young como figuras destacadas y guías en todo el trayecto que recorre el libro. La salida de esta obra musical supuso un punto de inflexión en la carrera del grupo, puesto que les situó como una de las bandas más destacadas del género, pese a su relativo poco éxito comercial.
Rien Fertel, aprovechando el contexto que rodea a este disco, explora una serie de temas alrededor de Drive-By Truckers, de la vida de sus miembros principales –los mencionados Hood y Cooley–, de la historia de este género musical y de la cultura del sur de Estados Unidos, sin la cual Southern Rock Opera no tendría sentido y sería una colección de canciones vacías, para componer algo así como una pequeña biblia del rock sureño, que pese a ser un homenaje de forma abierta, no es acrítico.
El libro está estructurado en dos actos, al igual que el disco de Drive-By Truckers, pero los capítulos no se corresponden con sus canciones, sino que se construyen en torno a anécdotas, sucesos históricos y lugares que combinan la trayectoria de la banda con la genealogía musical y la geografía del Sur –Southland, como la denomina el propio Fertel– y cómo se relacionan con la música del grupo de Hood y Cooley. Así, el recorrido está compuesto, esencialmente, en torno a dos figuras, como ya se ha comentado: Ronnie Van Zant, de Lynyrd Skynyrd, y Neil Young, que a su vez son los protagonistas de la canción Ronnie & Neil, segunda pieza del primer acto del álbum. No obstante, también se analiza la figura de Duane Allman, guitarrista de los Allman Brothers, que podría considerarse como la tercera pieza de personajes fundamentales del rock sureño, al margen de muchos otros músicos y productores que conformaron el tejido musical y artístico de ese sur de los años 60 en adelante, como los recientemente fallecidos Bruce Hampton y Rick Hall o el bajista David Hood, padre de Patterson Hood.
El libro es, además, un viaje casi antropológico por la construcción de la identidad del Sur y cómo esa identidad ha resonado en su música, haciendo de la región un lugar único y muy representativo para un conjunto de la población norteamericana. En ese sentido, es interesante observar cómo el autor del libro expone las contradicciones del Sur y de su música, cómo hay una combinación del conservadurismo tradicional del sur con un espíritu abierto donde paree que cualquier cosa es posible, y donde surgen figuras que representan la americanidad como la de Van Zant, pero que también permite que surjan grupos como Drive By-Truckers. En palabras de Fertel: “Esta dualidad explica los paralelismos históricos del jazz y Jim Crow. Ilustra cómo un lugar puede alzar a Martin Luther King Jr. y al Ku Klux Klan. Conecta la famosa creencia en la hospitalidad sureña con su desconfianza […] hacia los desconocidos” (p. 6).1 El libro de Rien Fertel explica, además, cómo Drive-By Truckers recoge toda esa tradición sonora y lírica con respeto y la reinterpreta en clave progresista, denunciando injusticias y retratando a la clase obrera americana con sus miserias y luchas personales –Dead, Drunk and Naked y Moved, pistas números 4 y 11, respectivamente, del Acto I, o Women Without Whiskey, pista número 3 del segundo acto de Southern Rock Opera, serían ejemplos de esto.
Pero, además, Fertel plantea cuestiones como dónde están los límites de lo que puede considerarse como música sureña: “El problema es cómo construir una definición funcional del rock sureño que incorpore a todas las bandas desde los Allmans hasta ZZ Top”2 (pp. 41-42). Esta cuestión tiene una amplia problemática, empezando por la definición geográfica de Sur en Estados Unidos, que compone una serie de estados del sur del país pero que no siempre es un conjunto cerrado de regiones: “El hecho es que la geografía del Sur ha sido una cuestión traicionera desde la década de 1760. Desde entonces, los sureños no se han puesto de acuerdo en dónde empieza y termina el Sur”. Y remata afirmando que “El sur, donde quiera que esté, no cuenta toda la historia del Sur”3 (p. 42).
Al igual que hace el álbum, el libro no rechaza el debate sobre el racismo y la lucha por los derechos civiles en el sur, y glosa algunos terribles sucesos como el atentado de septiembre de 1963 a una iglesia baptista de la ciudad de Birmingham, en el que cuatro niñas de raza negra fueron asesinadas con una explosión de dinamita que había sido colocada en el edificio (p. 55). A Birmingham, precisamente, dedica la banda una canción en Southern Rock Opera, correspondiente con la sexta pista del Acto I. Sin embargo, ese repaso histórico no se detiene ahí y también aparecen personajes tan dispares como George Wallace, gobernador de Alabama durante cuatro legislaturas, político racista y segregacionista, o los escritores William Shakespeare y Herman Melville, el músico Frank Zappa, el expresidente Jimmy Carter o el periodista Tom Wolfe.
Además, siguiendo ese camino que conecta lo puramente artístico –la música– con el mundo que lo rodea, el autor del libro no tiene reparos en conectar qué ha sido de esa tradición musical ideológicamente conservadora de los años 60, 70 y 80 en nuestros tiempos, así, después del accidente que acabó con la mayor parte de los miembros de la banda Lynyrd Skynyrd, en su reconstrucción el grupo “gradualmente se transformó en la banda americana por excelencia. Durante la etapa del Segundo Bush, la banda se convirtió en esencial en cadenas musicales de televisión y radio”4 (pp. 116-117). Es decir, un grupo que inicialmente había surgido en un determinado contexto histórico, social y geográfico y que, en cierto modo, estaba determinado por esas circunstancias, tuvo una segunda etapa de esplendor –mucho menos brillante, eso sí– al calor del apogeo de un conservadurismo de tintes sureños, con George W. Bush, ex gobernador de Texas y presidente del país, como cabeza visible de este movimiento político.
No obstante, no se pierde de vista que el objeto de estudio es el álbum Southern Rock Opera y su banda, Drive-By Truckers, por lo que dedica unas páginas íntegramente a narrar los orígenes de sus líderes, Hood y Cooley, cómo se conocieron y cómo decidieron unirse: “En 1985, Patterson Hood conoció a Mike Cooley, un guitarrista en ciernes talentoso que era delgado y tenía el pelo largo, mientras Hood era rechoncho y llevaba su pelo de chico blanco a lo afro. Aunque ambos eran guitarristas y letristas, se fueron a vivir juntos, formaron un grupo, tocaron en el sótano de la casa de la abuela de Hood y escogieron un nombre”5 (p. 76). Así, entre las páginas 74 y 85 se condensan los inicios de Drive-By Truckers, primero bajo el nombre de Adam’s House Cat, y cómo Hood y Cooley sufrieron todo tipo de complicaciones hasta consolidar la banda y convertirse en unos artistas imprescindibles de la música sureña.
En definitiva, pese a que el centro del libro de Rien Fertel es el disco de Drive-By Truckers, éste es sólo una excusa para reflexionar sobre el camino que la banda y el propio género musical del southern rock ha recorrido para llegar hasta ahí, y cómo el pasado –la trayectoria de bandas y músicos anteriores, la tradición musical del lugar y la historia, en fin, de Estados Unidos– ha ido modelando este género hasta desarrollar una serie de temas y estéticas que Drive-By Truckers han asumido y han adaptado a los nuevos tiempos y a posiciones políticas que suelen estar en las antípodas de lo sureño. En ese sentido, Fertel construye un libro multi e interdisciplinar, atravesando materias como la musicología, la historia, la antropología o la literatura, del mismo modo que Drive-By Truckers y el propio Sur se han erigido sirviéndose de varias y contrapuestas influencias.
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Luis Miguel Machín Martín
Graduado en periodismo por la Universidad de La Laguna (España). Actualmente se encuentra doctorándose en Arte y Humanidades por la misma universidad. Sus líneas de investigación se centran en el cine asiático contemporáneo, especialmente el cine coreano –tema del que trata su tesis doctoral–, temas de los que ha publicado diversos artículos.
1 “This duality explains the historic parallels of jazz and Jim Crow. It illustrates how a place can give rise to Martin Luther King Jr. And the Ku Klux Klan. It connects the region’s famed gospel of southern hospitality with its distrust […] of outsiders” (p. 6).
2 “The problem is how to build a working definition of southern rock that incorporates every band from the Allmans to ZZ Top” (pp. 41-42).
3 “The fact is, the geography of the South has been a tricky subject since […] the 1760s. Since then, southerners have not agreed on where the Southland begins and ends”. […] “The South, wherever that is, does not tell the whole story of the South”.
4 “Gradually transformed into a quintaessentially American band. During the second Bush era, the band became a staple on country music television and radio stations” (pp. 116-117).
5 “In 1985, Patterson Hood met Mike Cooley, a talented budding guitarist as rail-thin and long-haired as Hood was stocky and white boy-afroed. Though they were both guitarists and lyricists, they moved in together, formed a band, jammed in Hood’s grandmother’s basement, and picked a name” (p. 76).