Disputas sobre la legitimación de la geografía. Redes y trayectorias de Oskar Schmieder en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) (1919-1925)


Santiago Llorens

Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Filosofía y Humanidades, Departamento de Geografía. Centro de Investigaciones “María Saleme de Burnichón” (CIFFyH). Córdoba, Argentina.
ORCID 0009-0001-4692-6787

Gabriela Cecchetto

Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Filosofía y Humanidades, Departamento de Geografía. Centro de Investigaciones “María Saleme de Burnichón” (CIFFyH). Córdoba, Argentina.

Recibido: 29 de agosto de 2023. Aceptado: 26 de septiembre de 2023

Resumen

El presente análisis articula la línea de trabajo que indaga la institucionalización de la geografía en Córdoba (Argentina) y las tradiciones de la historia disciplinar que, en la última década, se han preguntado por la circulación de científicos e ideas geográficas en redes transnacionales. A partir de esta articulación, se indaga la trayectoria del geógrafo alemán Oskar Schmieder y su estancia en Córdoba entre 1919 y 1925. Formado en los equipos de Hettner y en los estudios Länderkunde de la tradición corológica alemana, Schmieder arriba a Córdoba en el período inmediatamente posterior a la Reforma Universitaria de 1918, y logra el apoyo de los círculos más progresistas de la Universidad Nacional de Córdoba. En esta universidad, luego de un impulso tendiente a su institucionalización, la geografía no había logrado articularse como campo autónomo, por lo que estaba identificada con la geomorfología y algunos aspectos del estudio del medio físico. En este marco, reconstruimos las redes de circulación y traducciones mediante las cuales el geógrafo “negocia” su formación e intereses para ajustarlos a lo que probablemente era considerado “geografía científica” en la UNC, y la manera en que su práctica es situada por los actores locales atendiendo a las necesidades empíricas, teóricas y políticas del contexto. 

Palabras clave: INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA GEOGRAFÍA. CÓRDOBA. REDES Y TRAYECTORIAS. TRADICIÓN GEOGRAFÍA ALEMANA. CONTEXTO REFORMA UNIVERSITARIA

Disputas sobre a legitimação da geografia. Redes e circulação de Oskar Schmieder na Universidade Nacional de Córdoba (Argentina) (1919-1925)

Resumo 

Esta análise articula a linha de trabalho que investiga a institucionalização da geografia em Córdoba -Argentina- e as tradições da história disciplinar que na última década questionaram a circulação de cientistas e ideias geográficas em redes transnacionais. A partir dessa articulação, investiga-se a trajetória do geógrafo alemão Oskar Schmieder e sua estada em Córdoba entre 1919 e 1925. Formado nas equipes de Hettner e nos estudos Länderkunde da tradição corológica alemã, Schmieder chegou a Córdoba no período imediatamente posterior à Universidade Reforma de 1918, conseguindo o apoio dos círculos mais progressistas da Universidade Nacional de Córdoba. Nesta universidade, após um impulso que visava a sua institucionalização, a Geografia não tinha conseguido articular-se como um campo autónomo, mantendo-se identificada com a geomorfologia e algumas vertentes do estudo do meio físico. Nesse quadro, reconstruímos a trajetória, as redes e as traduções por meio das quais o geógrafo “negocia” sua formação e interesses para adequá-los ao que provavelmente foi considerado “geografia científica” na UNC, e o modo como sua prática é situada pelos estudiosos. atores locais atendendo às necessidades empíricas, teóricas e políticas do contexto.

Palavras-chave: INSTITUCIONALIZAÇÃO DA GEOGRAFIA. CÓRDOVA. REDES E TRAJETÓRIAS. TRADIÇÃO DE GEOGRAFIA ALEMÃ. CONTEXTO DA REFORMA UNIVERSITÁRIA

Disputes about the legitimation of geography. Oskar Schmieder’s networks and circulation at the Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) (1919-1925)

Abstract

The present analysis articulates the line of work that investigates the institutionalization of geography in Córdoba -Argentina-, and the traditions of disciplinary history that in the last decade have questioned the circulation of scientists and geographic ideas in transnational networks. From this articulation, the trajectory of the German geographer Oskar Schmieder and his stay in Córdoba between 1919 and 1925 are investigated. Trained in Hettner’s teams and in the Länderkunde studies of the German chorological tradition, Schmieder arrived in Córdoba in the period immediately after the University Reform of 1918, achieving the support of the most progressive circles of the National University of Córdoba. In this university, after an impulse aimed at its institutionalization, Geography had not been able to articulate itself as an autonomous field, remaining identified with geomorphology and some aspects of the study of the physical environment. In this framework, we reconstruct the trajectory, networks and translations through which the geographer “negotiates” his training and interests to adjust them to what was probably considered “scientific geography” at UNC, and the way in which his practice is situated by scholars. local actors attending to the empirical, theoretical and political needs of the context.

Keywords: INSTITUTIONALIZATION OF GEOGRAPHY. CÓRDOBA. NETWORKS AND TRAJECTORIES. GERMAN GEOGRAPHY TRADITION. UNIVERSITY REFORM CONTEXT

Una introducción

Hacia 1920, el proceso de institucionalización del área de ciencias modernas en la Universidad Nacional de Córdoba, impulsado por Sarmiento a partir de 1870, había culminado. En efecto, la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFN) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Academia Nacional de Ciencias (ANC) eran referencias a nivel nacional e internacional en actividades de investigación, docencia y exploración que la primera generación de profesores europeos, con fuertísima presencia alemana, desarrollaron en estas instituciones. Luego de treinta años, el área de ciencias asistía al recambio generacional, que suponía la paulatina renovación del plantel docente extranjero. La primera generación de profesores alemanes, que habían consolidado las especialidades científicas en la UNC, daba paso a los expertos locales de elite en un proceso no libre de disputas y conflictos.

En este contexto, llega a la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) el geógrafo alemán Oskar Schmieder, probablemente el único geógrafo diplomado que haya pasado por ella entre 1870 y 1930. Entre 1919 y 1925, se hará cargo de varias cátedras con perfil orientado a la geomorfología y la geografía física. Sin embargo, la trayectoria previa de Schmieder proponía un abordaje de la geografía ligado a la tradición corológica alemana, orientada a una perspectiva de geografía humana. En este marco, nuestro trabajo se propone reconstruir las redes, circulación y traducciones que habilitan su arribo a la UNC, explorando los posibles modos en que el geógrafo hizo circular y adecuó sus propuestas académicas para ajustarlas al tipo de geografía que se consideraba legítima en ese ámbito. También indagamos en las discusiones que estaban teniendo lugar en ese momento en la UNC acerca de quiénes debían hacer y enseñar geografía –un debate en el que se colocaban tensiones en espacios científicos y entre ellos, ya sean locales, nacionales o transnacionales–, y que delimitaban aquello que podía considerarse geografía científica y quiénes podían legítimamente enseñarla.

Las reflexiones aquí vertidas reconocen como marco teórico y metodológico los estudios de historia social de la geografía (Escolar, Quintero y Reboratti, 1994; Souto, 1996; Zusman, 1997; Cicalese, 2007; Cecchetto y Zusman, 2012; Rainer y Dudek, 2022). Se sitúa explícitamente en las propuestas que, en la última década, exploran la relación conexa entre los estudios de la tradición disciplinar centrados en los proyectos, discursos y prácticas que dieron forma a la institucionalización de la geografía en los diferentes contextos nacionales1 y las tradiciones que se han preguntado por la circulación de científicos e ideas geográficas en redes académicas y contextos que trascienden dicho recorte, para analizar la conformación de espacios científicos transnacionales (Zusman, 2012). En la búsqueda de esta relación, se reconoce que, si bien la primera tradición historiográfica ha servido para desnaturalizar el carácter dado del estado y del territorio y para poner en cuestión historias disciplinares internalistas en el trasfondo de un hilo temporal acumulativo, pueden haber permanecido aún demasiado atrapadas en un nacionalismo metodológico (Zusman, 2012).

Por otro lado, la tradición transnacional identifica a los Estados nacionales como organizadores de sociedades, identidades y políticas, pero al mismo tiempo reconoce a las naciones como enredadas en redes de interacciones con otras naciones, involucrando incluso contextos subnacionales (Saunier, 2013). La constante proliferación de los Estados nación, desde al menos hace 200 años, incluso habilitó circulaciones y conexiones con otras unidades políticas y sociedades, desde imperios, ciudades a grupos étnicos, es decir, tanto hacia arriba como hacia abajo (Saunier, 2013:10-11). Sin embargo, este argumento podría ser impugnado por estudios pos y decoloniales, ya que, hasta mediados del siglo XX, la matriz principal en las circulaciones o conexiones respondía a los imperialismos, lo que pondría en duda dicho recorte temporal. Lo cierto es que, aun reconociendo dimensiones translocales, los estudios transnacionales han descuidado la dimensión del lugar.

En esta línea, interpretamos que, si bien Zusman (2012) no plantea explícitamente estas últimas críticas a las historiografías transnacionales, sus argumentos permiten dirigirse más allá de estas limitaciones. Al abordar diferentes casos de circulación de científicos y su repercusión en el viaje de las ideas, la autora señala la relación concomitante entre el proceso de institucionalización de la geografía y el proceso de conformación de espacios científicos transnacionales (2012:55). Al respecto, muestra como reveladora la gran cantidad de científicos que, en el contexto de la segunda expansión imperial, se radican temporal o definitivamente en los países latinoamericanos y conforman redes y circulaciones que trascendían los contextos nacionales (Zusman 2012:59). La autora señala que, aunque no siempre se ha prestado atención, hay que distinguir la posibilidad de conocimientos híbridos como resultado de aportes del centro y de la periferia, así como teorías con mayor o menor posibilidad de viajar según la diferencia colonial y la geopolítica del conocimiento (2012:64-65). En este marco, reconoce explícitamente el rol activo de los científicos, incluso en estos contextos periféricos, permitiendo colocar las geometrías del poder (Massey, 2008) en historiografías que pueden atender justamente al lugar, en la interrelación entre los procesos de producción de conocimientos nacionales con transnacionales.

Avances de los argumentos aquí reproducidos fueron publicados en Llorens y Cecchetto (2016; 2017). Las reflexiones historiográficas planteadas en los párrafos previos nos habilitan en este caso a ampliar el análisis para describir la trayectoria de Schmieder en el contexto singular local, en tanto recorte o unidad subnacional (Cecchetto 2012) y de manera concomitante analizar la conformación de espacios científicos transnacionales (Zusman, 2012). En esta línea, se considera de manera simultánea la conformación de redes académicas y científicas y la circulación de conocimientos y reconocimientos; trayectorias e itinerarios de Schmieder como mediador-traductor en dichos procesos de circulación; y también cómo, en contextos y geometrías singulares, se negocian los ámbitos y alcances de las prácticas científicas atendiendo a las necesidades empíricas, teóricas y políticas locales.

Una institucionalización interrumpida

De la mano de la exploración, actividad considerada prioritaria tanto por los sucesivos gobiernos nacionales como por los propios docentes alemanes, la geografía había comenzado a ser admitida en la UNC como una disciplina útil a los fines de reconocer e informar científicamente el territorio pretendido de dominación estatal, y con ello logró espacios de legitimación ligados a las actividades de exploración, mensura y loteo de tierras. En este marco, pueden entenderse el lanzamiento de la carrera de Ingeniero Geógrafo (1892) y, previamente, la creación de la sede Córdoba del Instituto Geográfico Argentino (1882), que se completa con la creación del Instituto Cartográfico Argentino (1883), también con sede en Córdoba, dirigido por el profesor alemán Arturo Seelstrang. De esta manera, hacia 1900 convivían en la UNC o en ámbitos asociados a ella, como el IGA, dos formas de reconocimiento territorial unidas a dos maneras de producir conocimiento sobre el territorio. Mientras que la primera presentaba un carácter descriptivo, utilizando centralmente los procedimientos de exploración, inventario y la colección para su desarrollo; la segunda empleaba el relevamiento a través de la medición, apelando a procedimientos de carácter geométrico y matemático (Barrionuevo y Cecchetto, 2012).

Este incipiente proceso de institucionalización disciplinar pierde fuerza hacia fines de siglo. Es probable que los cuestionamientos a los trabajos cartográficos hechos por los expertos alemanes de la Universidad (Tognetti, 2008), en un contexto de “nacionalismo cartográfico” (Lois, 2004), y la consiguiente creación del Instituto Geográfico Militar, que monopolizó la tarea de cartografiar el territorio nacional, hayan hecho mella en el prestigio del Instituto Cartográfico y de la propia sede Córdoba del Instituto Geográfico Argentino. Asimismo, hacia 1920 la carrera de Ingeniero Geógrafo, que no había logrado conformar un campo de acción específico y diferenciado de la agrimensura y la ingeniería civil, ya no acreditaba una matrícula que justificara su continuidad, lo que conducirá a su clausura en 1922. Así, la geografía no logra legitimarse como campo autónomo en la UNC, y queda confinada a la presencia de cátedras aisladas de algunas carreras de la FCEFN, e identificada con la geomorfología y algunos aspectos del estudio del medio físico.

En este contexto, en 1918 asume como profesor de la Cátedra de Mineralogía y Geología el doctor en Geología José María Sobral. Su formación en Suecia, de la mano de Otto Nordenskjöld, está en la base de su preocupación por la geografía, y por la importancia de su enseñanza en los niveles medio y universitario. En este sentido, el efecto de su militancia a favor de incorporar o mejorar la enseñanza de la geografía en el sistema no parece haber sido satisfactorio para él, y en 1919 presenta su renuncia, en un contexto atravesado por la Reforma Universitaria. Pese a mediar un pedido personal del Decano de la Facultad, apelando al prestigio de su figura y a la importancia de su trayectoria, Sobral se retira y deja vacante la cátedra.

Este es el panorama en el que, a fines de 1919, llega a la Universidad el geógrafo alemán Oskar Schmieder, luego de presentarse a concurso para hacerse cargo de la Cátedra de Mineralogía y Geología. Como se señaló, el probablemente único geógrafo diplomado que haya pasado por la UNC entre 1870 y 1930 se hará cargo progresivamente de varias cátedras de la Facultad de Ciencias de la UNC, todas con perfil orientado a la geomorfología y la geografía física, hegemónicas en la FCEFN. La trayectoria previa de Schmieder, formado en los equipos de Hettner, y su interés por el estudio y comprensión del Länderkunde, proponía un abordaje de la geografía ligado a la tradición corológica alemana, orientada a una perspectiva de geografía humana, que gozaba de marcado prestigio en ese país y en el contexto internacional. Si bien esta formación no parece evidenciarse en su desempeño docente y producción científica en Córdoba, es posible pensar que se mantuvo vigente y activa, dado que un año después de haber renunciado a la UNC para radicarse en California, invitado por Carl Sauer, sus publicaciones retoman de modo explícito el interés por las perspectivas corológicas y los planteos de la geografía humana.

Un entramado (trans)local de contactos y avales

Nacido en Bonn-Benel en 1891, Oskar Schmieder se forma como geógrafo, geólogo y botánico en las universidades de Königsberg, Bonn y Heidelberg, con docentes como Alfred Hettner, Fritz Klute y Leo Waibel. En 1914, y luego de una estancia de seis meses en España, donde hizo trabajos de campo, se doctoró con un estudio geomorfológico sobre la Sierra de Gredos, dirigido por Hettner, el cual lo recomienda para una beca de la Sociedad Geográfica de Berlín, que financiaba una expedición a Perú. Ese mismo año, emprende el viaje, pero estando en Chile, estalla la Primera Guerra Mundial, y regresa a Alemania.2 Durante el período bélico, estuvo al mando militar de las tropas de geólogos topográficos del norte de Lituania, donde conoció a Walter Schiller, geólogo alemán que luego se instaló en la Argentina. Su trabajo específico en el frente de guerra, sumado a su estudio en terreno para su doctorado sobre la Sierra de Gredos, fueron antecedentes de peso para acreditar una importante experiencia de trabajo de campo. Finalizada la guerra, rindió la habilitación para ser docente universitario con un trabajo de investigación: Colonización y Geografía Económica de la Región central de España, que presentó en la universidad de Bonn, por el cual se le otorgó el título de Privatdozent. Pese a esto, decidió regresar a América del Sur, y al llegar a Buenos Aires, a través de Schiller, entró en contacto con la importante comunidad de geólogos alemanes.

Entre los miembros de esta red de científicos alemanes que actuaron de manera concertada y efectiva, y que aportaron los avales necesarios para que finalmente Schmieder accediera a la cátedra mencionada, se encuentran además del geólogo Walter Schiller (1879-1944), al que hemos aludido, Juan Keidel (1877-1954), Anselm Windhausen (1882-1932) y Adolfo Flossdorf,3 todos del departamento de Geología en la División de Minas, Geología e Hidrología. En especial, Keidel había adquirido renombre por sus numerosas expediciones de relevamiento geológico y estratigráfico a lo largo y ancho del territorio nacional. Había logrado cierto reconocimiento en la transnacional comunidad de geólogos por algunas interlocuciones realizadas con Suess, y por las minuciosas y detalladas comparaciones geológicas realizadas entre las sierras australes de la provincia de Buenos Aires y las sierras de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, las cuales servirían de apoyo a la teoría de la deriva continental en el sentido propuesto por A. Wegener al que volveremos más adelante. Pero en el contexto local, se había convertido en una figura especialmente reconocida en a raíz de sus exploraciones y el descubrimiento de la cuenca hidrocarburífera de las mesetas del norte patagónico. Estos descubrimientos, con relevancia económica y política para el país, traían consigo un alto capital simbólico no solo para la figura de Keidel, sino para la comunidad científica y la ciencia alemana, al mostrar la utilidad y eficiencia en sus contribuciones al progreso de la ciencia, en general, y a los intereses del país, en particular.

Todos estos actores incentivan a Schmieder a postularse como candidato para concursar la cátedra nombrada4 (Schmieder, 1972:67). En el viaje en tren hacia Córdoba, un geólogo alemán que lo acompañaba le presenta al líder reformista y presidente de la Federación Universitaria de Córdoba, Enrique Barros, de quien dirá que era el “Fuhrer de los estudiantes”: “Barros y yo nos tomamos afecto mutuamente y conversamos animada y largamente. Y fue de gran ayuda en mis primeros intentos de hacer un pie en Córdoba…”5 (Schmieder, 1972:68).

El informe Bodenbender

Los archivos de la Facultad dan cuenta del proceso para aceptar a Schmieder como concursante. Luego de una serie de trámites que se exigen para estudiar y verificar la autenticidad de sus antecedentes, trabajo encomendado a Guillermo Bodenbender,6 este presenta un informe que, por su riqueza y detalle, constituye una fuente de importancia para entender el contexto teórico que hegemonizaba el estudio de las ciencias en la UNC y los criterios con que se ponderaban las trayectorias profesionales en el contexto local. El informe destacaba los méritos profesionales y académicos de Schmieder y se detenía, particularmente, en su formación como geógrafo, señalando que “ahora la geografía moderna es esencialmente de carácter físico, es decir, incluye las ciencias naturales y ante todo exige conocimientos profundos en geología. En el trabajo citado del señor Oscar Schmieder sale esto a la evidencia”. Luego de constatar que su tesis doctoral sobre la sierra de Gredos se ocupaba “en su mayor parte de problemas puramente geológicos” (morfología, composición geológica y tectónica [igualmente geológica]) de esta sierra, especialmente en lo que refiere a la distribución del glaciarismo diluvial, Bodenbender aclara que “en la facultad en la que se enseña en Alemania, Matemáticas, Física, Ciencias naturales, Geografía, Filología (idiomas) e Historia se llama Facultad de Filosofía”, y procede a verificar y avalar los antecedentes presentados por Schmieder.7 Más allá de su propósito explícito de informar y verificar la trayectoria de aquel, el informe aparece también como una advertencia sobre qué era hacer Geografía en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. De hecho, lo que tenía que ver con los estudios landerkunde en su línea de geografía humana que estaba en auge en el contexto alemán es completamente obviado en el informe local.

De este modo, Schmieder queda habilitado para postularse en el concurso, que gana. En diciembre de 1919, el Consejo Superior de la Universidad eleva el dictamen al Ministerio de Instrucción Pública de la nación para su designación; hecho que se consuma públicamente en el periódico local en diciembre de 1919.8 A fines de enero de 1920, el geógrafo se hace cargo de la cátedra, habiendo recibido inventariado el gabinete y el museo respectivo (que pasará a dirigir).9 Además de los antecedentes objetivables y verificados por Bodenbender, no podemos ignorar el peso de sus contactos con la prestigiosa comunidad científica alemana en la Argentina, descripta previamente y que habrían sido decisivos para su nombramiento.

Un contexto específico: el movimiento reformista y la enseñanza de la ciencia

Pero si el respaldo de la red de científicos alemanes será fundamental en su nombramiento, no se puede soslayar otro factor de peso que dará singularidad a la trayectoria de Schmieder en Córdoba. Es posible que la inscripción a concurso y su designación como profesor en el contexto de la terna elevada hayan generado resistencias en ciertos sectores conservadores de la Facultad, que podrían haber intentado bloquear su participación. Esto pareciera haber despertado protestas entre los estudiantes, en un contexto altamente conflictivo, signado por los debates y las prácticas del movimiento reformista de 1918.10 Schmieder señala que su postulación fue levantada por los estudiantes como una posibilidad de renovar ciertas prácticas, y que “… artículos de prensa informaron sobre el caso. Los estudiantes exigían una modernización de su universidad, por lo que tenían una nueva razón para ejercer presión sobre el gobierno…” (1972:77. La traducción nos pertenece).

Los debates sobre los problemas universitarios que se venían dando en Córdoba, y que habían eclosionado en 1918, eran amplios y complejos y, entre otras cuestiones, hacían foco en el estado decadente de la enseñanza. Pablo Buchbinder analiza los cuestionamientos más relevantes a docentes y autoridades: su desinterés y falta de compromiso con las actividades académicas (2013:16), la existencia de “un profesorado de aficionados” e incapaz (Garzón Maceda, en Buchbinder 2013). Los estudiantes exigían cátedras en las que se expusieran conocimientos actualizados, aplicando los principios científicos, y se plantearan los estudios en proceso. Así, los reclamos contra las academias vitalicias desligadas del quehacer docente y contra un amplio sector del profesorado constituyeron banderas centrales de los estudiantes de 1918. Las autoridades universitarias y una parte de los profesores eran impugnados por su desconocimiento de variables esenciales de las disciplinas que enseñaban, por su falta de compromiso con las tareas docentes, y, para el caso específico de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, también por el atraso y las deficiencias de gabinetes y laboratorios, además del excesivo peso de los aspectos teóricos y la falta de prácticas experimentales a lo largo de la carrera (Buchbinder, 2013:20).

Por su parte, Schmieder acreditaba conexiones con científicos extranjeros prestigiosos en el país por su trabajo en organismos técnicos nacionales, a las que sumaba su reciente vínculo con los líderes estudiantiles a través de Enrique Barros. Por otra parte, daba cuenta de formación en el sistema universitario alemán –cuyo funcionamiento era presentado como modelo por varios de los reformistas–, no tenía conexiones con los grupos conservadores que controlaban la UNC en ese momento, era portador de títulos emanados de universidades prestigiosas, además de docente con experiencia en trabajo de campo, algo que fue especialmente valorado. El propio Schmieder señala que los estudiantes lo vieron como un “regalo del cielo”, y lo reconocieron como totalmente calificado académicamente “ante sus ojos”, ya que al parecer representaba la ciencia y la enseñanza moderna, imagen seguramente relacionada con sus conexiones con los geólogos alemanes. Sumaba también otras consideraciones: su filiación protestante, que daba garantías de que no se uniría a “la reacción clerical”, y “el haber sido soldado de combate por casi cuatro años, lo que hablaba de su hombría” (Schmieder, 1972:79).

Si bien el modelo que tomaban como referencia era el de la universidad alemana, los estudiantes reformistas tenían un tinte más radical e incluso revolucionario al establecer lemas y alianzas que trascendían lo que hasta el momento se consideraba estrictamente académico universitario. Con seguridad las consignas proletarias y revolucionarias, como la de octubre de 1917, de la malograda revolución alemana de 1818-1819 o de la Tercera Internacional,11 podían no coincidir con la tradición de la geografía que encarnaba el alemán, la cual fue adquiriendo un tinte más nacionalista e incluso colonial desde la contienda de la Primera Guerra Mundial (Wardenga, 2006). Esto, en parte, respondía a una estrategia más amplia de política cultural e intelectual, que buscaba reafirmar o rediseñar la geopolítica del conocimiento y su transnacionalización (Zusman, 2012), en la cual los alemanes no se encontraban solos (Carreras, 2011).

Así y todo, se irán anudando vínculos con los dirigentes reformistas y, al poner en juego sus contactos, experiencia y formación, irá construyendo también un perfil de docente dedicado, innovador, con manejo teórico actualizado y de nivel e interés por los aprendizajes de los alumnos.

Una posición teórica y una tradición de trabajo en campo

Oskar Schmieder se forma bajo la tradición del Länderkunde (Ciencia Regional). Como hemos señalado, dos destacados representantes de esta corriente lo acompañaron en su trayecto universitario: Alfred Hettner, en su doctorado en Heidelberg, y Alfred Philippson, en Bonn. En este marco, se inscribe en la propuesta de una geografía corológica e ideográfica, según la propuesta kantiana de la ciencia. Wardenga (2006) sitúa este desarrollo en una serie de tensiones intelectuales de la geografía académica alemana. A diferencia de la geografía regional francesa, el caso de Hettner se destaca por construir un corpus epistemológico y metodológico que permita elevar a la geografía en la forma de Länderkunde al nivel científico como una disciplina espacial corológica (Wardenga, 2006; Sahr y Arantes, 2011). Mejor formados científicamente que las generaciones previas de geógrafos, criticaron tanto las posturas de la geografía como una ciencia natural nomotética, al estilo simplemente compilatorio de la anterior geografía regional. También se opusieron a la propuesta de Federico Ratzel, cuya obra “La Tierra y la vida. Una geografía comparativa” fue criticada por Hettner, quien la consideraba repleta de “generalidades” y demandaba más reflexiones sobre los “hechos geográficos” (Sahr y Arantes, 2011:112).

Hettner articuló los estudios del Länderkunde a través de dos pasos: en primer lugar, esa parte de la superficie de la de Tierra que iba a ser representada debía caracterizarse desde su conexión nomotética como un todo, por lo que aparecía a modo de manifestación de las normas y leyes que eran válidas en todas partes del mundo. En segundo lugar, sin embargo, debían ser enfatizadas sus características ideográficas, sobre la base de las cuales se convertía en un espacio individual único (Warlenga, 2006). Hacia 1915, los estudios de Länderkunde prestaron mayor atención a la geografía humana y, por tanto, al rol activo del hombre y su influencia en la remodelación de la naturaleza (Wardenga, 2006) en relación con los estudios del paisaje (Landschaft).12

Estrategias de legitimación político-académica o cómo devenir un docente moderno

En Córdoba, Schmieder publicará en las revistas científicas más reconocidas del entorno académico local y nacional: el Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, la Revista de la Universidad Nacional de Córdoba, la Revista de la Sociedad Científica Alemana de Buenos Aires, además de artículos que envía a publicaciones académicas alemanas. Para el caso de las revistas locales, estas refieren principalmente a los resultados de las distintas expediciones realizadas en Córdoba y la Argentina. El tema abordado tiene relación con la explicación genética del glaciarismo y su extensión (Schmieder 1923:61), tema debatido y de actualidad en el campo de la geología y climatología centroeuropea de aquella época. Pero en este apartado nos interesa considerar otros dos artículos, publicados en la Revista del Centro de Estudiantes de Ingeniería.13 El primero, denominado los “Movimientos seísmicos” (1920), y el segundo, denominado “Sobre la formación de los continentes” (1923). En ambos trabajos, discursivamente, respalda sus exposiciones desde una concepción genética y “en las investigaciones y estudios geológicos más modernos.” (1920, 1923:15. El resaltado es nuestro).

En el artículo de 1923 hace referencia explícita al trabajo de Alfred Wegener “El origen de los continentes”, en el que este presenta la hipótesis del desplazamiento horizontal de los continentes, sosteniendo una idea movilista de la formación, que sentaba las bases para la reconocida teoría de la deriva continental.14 Según pudimos relevar, Schmieder fue el primero en divulgar –y exponer a favor– de dicha teoría en la UNC y probablemente en el contexto argentino. Sin embargo, interesa analizar aquí lo que consideramos una estrategia epistémica y política de posicionamiento en el campo científico y académico cordobés, a través de un discurso que respondía a los cánones y desarrollos de los centros académicos e instituciones más reconocidos de la época. En efecto, exponer a favor de una teoría movilista de la formación de los continentes significaba plantear un tema de actualidad, desde una perspectiva epistemológica moderna, que se ajustaba al nuevo contexto y al perfil docente reivindicado por los reformistas.

En este marco, argumentará a favor de la teoría del movimiento horizontal de los bloques continentales desde su principio interno de sencillez y de cobertura afirmando que “simplifica en forma sorprendente la explicación de muchas observaciones y dentro de ella caben aparentemente todos nuestros conocimientos actuales” (1923:136). En este desarrollo expone los últimos estudios de Keidel, en los cuales este había comprobado, a su vez, las coincidencias de estructura y edad –absolutamente idénticas– entre las sierras del sur de la provincia de Buenos Aires y las del sur de África. Los resultados de esta investigación, observaba Schmieder, se presentaban como “uno de los argumentos de mayor valor que apoyan la teoría de los movimientos horizontales de los continentes” (1923:136). De hecho, en su obra “El origen de los continentes y océanos”, Wegener (1929) retoma en su exposición los estudios realizados por Keidel en la dirección de minas de Argentina.

Para comprender mejor este contexto, y cómo esto podía expresarse en términos de novedad, hay que recordar también que, recién en 1924, un año después de la exposición de Schmieder en Córdoba, se publica en idioma castellano la obra de Wegener. Debió pasar un largo tiempo para que la teoría de la tectónica global o tectónica de placas fuera plenamente aceptada, en la década de 1960 (Podgorny, 2005). La referencia a Keidel puede también ser leída como otro elemento puesto en juego en esta estrategia de posicionamiento en el campo universitario cordobés. Por último, la idea movilista traducida en Córdoba podía presentarse a los reformistas como una imagen moderna del mundo y un compromiso por la apertura y para sacar a la Universidad, y a la sociedad toda, de la “inmovilidad senil” (Manifiesto Liminar, 1918).

Las excursiones de estudio

Schmieder recupera la tradición de sus principales maestros, Hettner y Philippson, e implementa los viajes como instancia fundamental de construcción de conocimiento y como complemento de las clases teóricas. Esta propuesta resultaba novedosa para el enclaustrado contexto universitario cordobés, y fue muy valorada por los estudiantes. Él mismo afirmaba que “en Argentina había académicos alemanes de excelencia, pero creo que yo era el único que realizaba excursiones con los estudiantes” (1972:99). Schmieder realizó un gran número de “excursiones”, articulando tanto motivos de investigación como pedagógicos. Si bien no es sencillo establecer esta división, las expediciones de carácter estrictamente científicas fueron subvencionadas por la Academia Nacional de Ciencias u otras instituciones, mientras que las que tenían fines docentes-pedagógicos se solventaron con fondos de la UNC. Estas fueron: Rio primero y San Roque (1920); Sierras de Córdoba (incluye Sierras Chicas, Grandes y Traslasierra) (1921); Nevado de Chani (y sierras de Chani) (1923); La Rioja (expedición al cerro Famatina) (1923); Patagonia (1923); Bolivia (1924-1925).

Al igual que Carl Sauer (1956), Schmieder suscribía el ideal del geógrafo en el campo: durmiendo al aire libre, atento a las impresiones que podían causar las específicas características regionales, pero al mismo tiempo con un avanzado conocimiento de principios de geografía general (geomorfología, climatología, etc.) resultado de los “más modernos” progresos del conocimiento de la disciplina y enseñando a sus “discípulos” directamente desde el libro de la naturaleza para que realicen sus propias lecturas e interpretaciones. El ejercicio de un “ojo morfológico” implicaba, a la vez, una atención “espontánea y crítica a la forma y los patrones” que dieron forma a un área o paisaje, descripción que se explicaría desde el posicionamiento genético, es decir, las transformaciones en el tiempo del paisaje (Schmieder, 1972:98).15

Podemos tomar como ejemplos algunas referencias realizadas por Schmieder. En agosto de 1920,16 hizo el primer viaje de estudio, una “excursión” corta al pueblo de La Calera “haciendo estaciones en el trayecto para hacer el estudio geológico y tectónico de la región en general”. Del breve informe de esta excursión, se extrae que el objetivo consistía en lograr un mejor conocimiento en el campo de las formaciones geológicas, su estructura, así como de los recursos minerales en explotación o potenciales. Remarcaba la utilidad de la excursión para los alumnos, “pues es el complemento indispensable de las clases teóricas, abrigando por ese motivo el que suscribe la idea de repetirlas periódicamente…”.17 Esta primera excursión se completa con un recorrido posterior más extenso y de varios días al área de la Falda y la Pampa de Olaen (Sierras de Córdoba).18 El informe correspondiente indicaba que, gracias a este viaje, se pudo “formar un perfil típico de la sierra que complementaba en alto grado el concepto de la constitución geológica de esta montaña…”. Rescataba “las mejores impresiones de la excursión que ha sido de beneficiosos resultados y de inmenso provecho para los alumnos que la realizaron” (la cursiva es nuestra) y la obtención de “numerosas muestras que han de enriquecer las colecciones ya existentes en el museo de Mineralogía y Geología de la Facultad”.19 El informe se extiende principalmente en la descripción geomorfológica de la región recorrida e incorpora breves párrafos sobre la vegetación en relación con las características climáticas.

Así, las “excursiones con fines de enseñanza práctica” a estas zonas próximas a la ciudad de Córdoba se sostuvieron cada año. En 1921 se realizó una excursión a Capilla del Monte y al área correspondiente a las Sierras Grandes y Traslasierra (Schmieder, 1921) y en junio de 1923 se realiza una “excursión de estudio” hacia “la remota provincia de La Rioja y los más de 6000 m del Cerro Famatina”. Esta había sido solicitada en mayo de 1922 al Consejo Directivo, señalando su importancia y provecho para los estudiantes. “El itinerario a seguir sería el siguiente: Chilecito, distrito minero La mejicana, volviendo por el valle del río Amarillo o Famatina”.20 Al respecto, Schmieder indicaba que “los estudiantes deben tener una idea de la difícil minería en las montañas y llegar a conocer los minerales no solo como piezas a mano en el museo, sino en su sitio” (Schmieder, 1972:101).21 Se sabe también que en septiembre de 1923 realizaron una “excursión” a la Patagonia,22 pero no se ha encontrado referencia a este viaje en los archivos consultados.

Independientemente de los resultados pedagógicos de las “excursiones” y del énfasis por plegar su práctica a un mayor reconocimiento de la tradición alemana, lo cierto es que Schmieder prontamente adquirió popularidad. En septiembre de 1922 fue elegido consejero, aunque motivos burocráticos imposibilitaron que asumiera el cargo. En abril, un grupo de estudiantes había solicitado a la Facultad su designación en la cátedra de Mineralogía,23 del Doctorado de Ciencias Naturales, a lo cual se accedió. En 1923 es designado profesor rentado de la cátedra de Geología y Paleontología, y por una nueva solicitud estudiantil se le encarga el dictado de clases en la cátedra de Geografía Física y Biología, las cuales se abocarían a “temas de geografía general moderna de los que había hablado tantas veces con ellos (Schmieder 1972:109, la cursiva es nuestra).24 Tras cuatro años de haber ingresado en la UNC, Schmieder se encontraba con la Geografía, una geografía física, es cierto, pero que podía organizar alrededor de temas de geografía general moderna.

Viaje de regreso a la geografía: el desplazamiento a California

Seguramente favorecido por su condición de profesor en la Cátedra de Geografía física y Biología, en 1925 Schmieder aceptó una invitación de la Universidad de California, en Berkeley, como visiting profesor, y luego como associated professor. Este hecho fue decisivo para abandonar definitivamente la Argentina y dedicarse de lleno en los Estados Unidos a su especialidad originaria: la Geografía. En Berkeley, se daban las condiciones para completar las investigaciones de campo, realizadas antes de 1925 a través de intensivos estudios bibliográficos. Bajo la influencia de Carl Sauer, empezó a desarrollar su método de la perspectiva evolutiva-histórica en la observación del paisaje cultural, haciendo foco en la investigación histórica del paisaje cultural sudamericano, al que le dedicó varios trabajos. En 1926, su trabajo sobre los Andes Bolivianos orientales aparece publicado en esta línea en la Revista de la Universidad de California (Schmieder, 1926). Y desde 1927 diserta sobre lo que denomina “el problema de la Pampa” (Schmieder, 1927 y 1929). Es claro que su actividad de investigación geográfica no se había interrumpido durante su desempeño en la UNC, sino que había debido matizarse con enfoques que fueran más tolerados por la tradición científica imperante en ese ámbito. Asimismo, se observa que Schmieder se había mantenido informado de los debates en su disciplina durante aquel período, ya que sus preocupaciones por el paisaje no parecía alejarse de las discusiones que tenían lugar en Alemania, y que Sauer estaba abordando de manera novedosa. Un año después de su alejamiento de la universidad cordobesa, Schmieder ya estaba trabajando en un reconocido departamento de Geografía, junto al propio Sauer, investigando y desarrollando propuestas teórico-metodológicas específicas de la disciplina, y publicando sus investigaciones en clave geográfica.

Delimitaciones y limitaciones de un campo: debates acerca de la geografía en la Universidad Nacional de Córdoba

Si bien la geografía era tratada como disciplina independiente en muy pocas universidades de los Estados Unidos, Schmieder se encontró en Berkeley con la reciente formación de un Departamento de Geografía, a lo que se sumó en 1925 un instituto independiente de investigación. Por lo tanto, no es atrevido pensar que el desplazamiento a dicha universidad haya significado para Schmieder su “vuelta principal a la geografía”, al “… campo original, que no estaba totalmente maduro por aquellos años en Argentina” (1972:132). Sus palabras nos permiten entonces preguntarnos sobre la configuración de la Geografía en la UNC como campo disciplinar, así como sobre las disputas y tensiones en la conformación de una comunidad de geógrafos, y sobre qué se consideraba “geografía científica” en un sentido más general.

En 1921, y simultáneamente con la creciente popularidad de Schmieder entre los estudiantes, la Revista de la UNC reproducirá un artículo de Sobral,25 escrito para la Revista del Centro Naval Argentino unos meses antes, como introducción a su traducción del texto “Algunas palabras sobre la Geografía y su Enseñanza”, del sueco Otto Nordenskjöld. Al comienzo del artículo, y como nota aclaratoria, los editores de la Revista de la Universidad consignan que “por la importancia que el tema tiene, por la autoridad científica de sus autores, y a solicitud de un núcleo de estudiosos, reproducimos los siguientes trabajos que han tenido escasa difusión dada la esfera reducida en que irradia la Revista del Centro Naval Argentino”. En el texto, Sobral plantea de manera desafiante qué debería entenderse por geografía y cuál es el estado de la disciplina en el contexto nacional. sí, inicia su artículo afirmando que en la Argentina “la enseñanza de la Geografía está en general en manos de diletantes que [...] ocupan cargos substituyendo a naturalistas y especialmente geógrafos” (1921:404). Esto se debe, según el autor, a que “no se concibe que la Geografía sea una disciplina como cualquier otra; que, para aprenderla, se necesiten años de dedicación” (1921:404). Entonces, mediante precisiones teóricas y metodológicas, sostiene que “Geografía es la ciencia que da una imagen sintética de los fenómenos naturales, estudiados en sus relaciones mutuas y en sus relaciones con la cultura humana y ocupa, como lo hace notar Nordenskjöld, un lugar intermedio entre las ciencias humanistas y las naturales” (1921:407). Habla de una geografía moderna, y denuncia que “la falta principal es la de profesores competentes [...] que hayan seguido verdaderos cursos modernos de geografía” (1921:405).

En una argumentación que no rehúye la disputa, y en la que juega no solo la definición de un campo y de quiénes son los autorizados para gestionarlo, Sobral redobla la apuesta y sostiene que,

cuando se notan deficiencias de esta índole, se recurre a menudo a contratar extranjeros, lo cual no solo no resuelve nada, sino que empeora el estado de cosas. El Estado es un cuerpo que, como todos, tiene funciones que ejercitar. Lo natural es que esto lo ejecute con elementos propios, es decir, con nativos, pues con el ejercicio se aumenta la potencia de la acción y se mejora su calidad. (1921:405)

Explica su posición afirmando que, en los países europeos, el Estado y las empresas particulares acaparan los mejores elementos técnicos y científicos que salen de sus universidades y altas escuelas técnicas,

de manera que lo que queda para la exportación es lo peor; y es por eso que, con raras excepciones, los extranjeros contratados han fracasado por su incompetencia o son mediocridades que en ningún caso alcanzan a demostrar la capacidad de los nativos […]. Es de notar que, en casi todas partes donde entran los extranjeros, forman pequeñas colonias donde hostilizan todo buen elemento nativo, hasta conseguir su eliminación y estimulan las malas cualidades de ciertos argentinos, para introducir el desorden y la confusión, quedando a la postre dueños del campo. (1921:405)

Así, los extranjeros son bienvenidos, pero solo “los buenos extranjeros, que llegan a colaborar en una obra honrada, pero no a dirigir, porque es el principio del fin de la vida intelectual de un país” (1921:406).

En un ámbito como el de la UNC, en el que las ciencias modernas se habían institucionalizado de la mano de expertos extranjeros, y en el que la Geografía había sido paulatinamente relegada de sus programas de enseñanza, Sobral se posiciona en una manera de entender la Geografía y carga contra los responsables de su enseñanza. Así, defiende una geografía moderna, que reconoce la unidad del campo, vinculada explícitamente con los planteos de la Geografía humana alemana (1921:409-410), pero atravesada por el marcado giro nacionalista que tuvo lugar en la Argentina a comienzos del siglo XX (Escolar, Quintero, Reboratti, 1994), en línea con una política de descalificación hacia el trabajo de los expertos alemanes, trabajo que estaba bajo sospecha muchas veces solo por condición de extranjeros de sus autores.

Es interesante destacar dos cuestiones en abierta tensión: por un lado, Sobral se posiciona en una geografía de unidad, que supera la dicotomía entre la geografía física y la geografía humana, y refiere –y le confiere autoridad central en el campo– a los desarrollos de la escuela alemana en la que Schmieder está formado y legitimado. Pero, por otra parte, el rechazo que explicita hacia la enseñanza de la geografía en manos de extranjeros –en la línea que concibe a la disciplina como una herramienta para construir nacionalidad– permite suponer la opinión de la élite conservadora de la facultad de ciencias respecto de la presencia de docentes alemanes en la FCEFN, en un momento en el que, como ya señalamos al inicio del artículo, eran reemplazados por cuadros locales.

La decisión de publicar el artículo en la revista universitaria de la facultad en 1921, cuando Schmieder se desempeñaba en la cátedra que el propio Sobral había dejado vacante, no puede ser fortuita. Tampoco, los términos en que este habla de la geografía, a la que propone en manos expertas, de geógrafos: más específicamente, geógrafos nativos. Tampoco lo es el tono del nacionalismo frente a las posiciones socialistas e incluso internacionalistas de los argumentos reformistas, así como ante la geopolítica del conocimiento de las distintas tradiciones europeas y norteamericana, que se disputaban influencias sobre los ámbitos culturales y científico-universitarios argentinos y latinoamericanos en ese mismo momento.

A modo de conclusión

La llegada, permanencia y trayectoria de Oskar Schmieder en la facultad de ciencias de la UNC no puede ser cabalmente comprendida si no se tienen en cuenta variables decisivas a la hora de consolidar su posición institucional.

a. En primer lugar, las estrategias y negociaciones de Schmieder deben interpretarse en el marco de una geopolítica del conocimiento más amplia, cuyo fin era crear una cosmovisión común en torno a las bondades de la ciencia y la cultura alemana y, con ello, recuperar posiciones en ámbitos culturales y científico-universitarios latinoamericanos luego de la Gran Guerra. Estrategias similares desarrollaron las academias francesas y norteamericanas en América Latina.

b. En mayor detalle, la red de contactos, conocimientos y reconocimientos que su trayectoria previa le había proporcionado le permitieron conectarse en la Argentina con un círculo de profesionales alemanes prestigiosos, en el mundo académico, en general, y en el de la UNC, en particular. Es altamente probable que esta le haya permitido a Schmieder postularse y ganar un concurso, legitimar sus antecedentes “a pesar” de su formación geográfica, e insertarse en una institución dirigida por representantes de los sectores conservadores católicos provinciales. Esto, en un contexto en el que las élites cordobesas iban monopolizando las titularidades de cátedra a través de vínculos y conexiones políticas y en el que la geografía desaparecía paulatinamente del horizonte de las ciencias en Córdoba.

c. En este marco, el tipo e intensidad de los reclamos que caracterizaron al movimiento estudiantil de la Reforma dieron la oportunidad a Schmieder de presentarse como un exponente del modelo de docente requerido por los reformistas: dedicado a la enseñanza, capacitado y actualizado, pedagógicamente innovador, con manejo teórico de propuestas científicas modernas. En este sentido, su defensa de la teoría de Wegener, así como su modalidad de trabajos en viajes y excursiones que complementaban las clases teóricas pueden ser leídas como estrategias de legitimación, ya no solo frente a sus pares, sino ante sus alumnos, en un momento en que estos han acumulado poder y presionan para modificar el funcionamiento institucional.

d. La alianza así pactada parece haber funcionado durante todo el período cordobés de Schmieder de manera aceitada: incluso alejado del horizonte liberal progresista, de la izquierda socialista –del socialismo revolucionario, en consecuencia, como sostuvo Barros en algún momento–, o internacionalista, de los adherentes reformistas, se pensaba que el geógrafo era ajeno a los entretejidos de la vida político-burocrática provincial y, por tanto, indiferente a la principal oposición local del reformismo, esto es, los sectores clericales. De esta manera, los estudiantes contaban con un docente que tenía el perfil que ellos exigían y que acompañaba colaborando con sus diversos reclamos; a su vez, el alemán lograba avales para sus exploraciones, y fortalecía su posición al ocupar cátedras vacantes, con el apoyo de líderes reformistas que –según sus palabras– fueron de gran ayuda al momento de establecerse en Córdoba, y lo fueron también, al parecer, a la hora de finalmente posicionarse en una cátedra geográfica, desde la cual podrá luego llegar a Berkeley como profesor invitado.

e. Con el respaldo de una comunidad de expertos, en un momento universitario convulsionado, el perfil y las propuestas de Schmieder fueron vistos por los actores estudiantiles como referenciales. Fue su corpus teórico-metodológico innovador lo que le permitió legitimarse en un medio que desconfiaba de su origen, de su formación y de sus estrategias académicas, y que, en general, siempre lo vio ajeno a su tradición.

f. En este contexto, los planteos de Sobral permiten rastrear situaciones conflictivas en las que se disputaban los modos de pensar y hacer geografía de forma más o menos explícita. Los enfoques modernos centrados en la tradición alemana, defensora de los estudios corológicos y de la unidad disciplinar, en sus versiones más o menos nacionalistas, no pudieron quebrar la hegemonía de la tradición naturalista, que solo entendía por ciencia nada más que la geografía física, directamente vinculada con la geomorfología. La renuncia de Sobral y la partida de Schmieder dan cuenta, también, de los resultados de esta disputa.

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Archivos

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»Archivo General Histórico de la UNC.

»Archivo de la Academia Nacional de Ciencias (ANC) de Córdoba.

»Hemeroteca de la Legislatura Provincial de Córdoba.

Gabriela Cecchetto / gabriela.cecchetto@gmail.com.

Licenciada y profesora en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Es docente e Investigadora y autora de artículos en revistas de la especialidad, libros y capítulos sobre la institucionalización de la geografía en Córdoba y los procesos de formación territorial desde una perspectiva poscolonial. Fue profesora titular de la cátedra de Introducción al Pensamiento Geográfico hasta 2018 y dirigió equipos de investigación abocados a la construcción de prácticas y saberes territoriales en Córdoba.

Santiago Llorens / sllorens@unc.edu.ar

Especialista en Epistemologías del Sur (Flacso-Clacso), licenciado en Geografía (UNCa) y profesor en Geografía (Instituto Sobral-DGES-Córdoba), es docente e investigador (Dpto. Geografía-FFyH-UNC). Publicó artículos en revistas y capítulos de libros sobre la genealogía del paisaje en Córdoba y el proceso de institucionalización de la disciplina en Córdoba. Asimismo, se desempeña como profesor adjunto en la cátedra de Epistemología de la Geografía y ha dictado cursos sobre enfoques culturales de paisaje en geografía. Dirige equipos de investigación sobre la construcción de prácticas y saberes territoriales en Córdoba.


1. Si bien esta presentación se propone aportar a la comprensión de los procesos de institucionalización disciplinar en los ámbitos académicos nacionales, hace foco en un momento determinado del particular, accidentado y complejo proceso institucionalizador en la Universidad Nacional de Córdoba, que cristaliza recién en 2004. Excede (largamente) a los objetivos de este trabajo comparar el momento específico abordado en este artículo con otros procesos legitimadores de distintas maneras de hacer geografía en otras universidades nacionales, en tanto y en cuanto todos ellos son situados y transcurren en contextos espacio temporales diferenciados. Resultaría, sin embargo, interesante un trabajo que abordara eventuales afinidades y rupturas entre los diversos procesos en contextos similares, identificando estas líneas y poniéndolas en tensión entre Córdoba y La Plata, Tucumán y Buenos Aires. De hecho, nuestro equipo tiene ya trabajos que comparan análogos (aunque con diferentes resultados) procesos de autonomización disciplinar entre la UNC y la UNLP entre 1892 y 1914 (Cecchetto y Barrionuevo, 2012; Cecchetto, 2013).

2. Los avatares de su llegada a Chile primero, y luego a Buenos Aires son narradas por el propio Schmieder (1972) en el relato de sus experiencias como geógrafo.

3. Al respecto, Juan Keidel se había formado en la Universidad de Berlín y doctorado en la Universidad de Friburgo. Se desempeñaba como Jefe del departamento de Geología en la División de Minas, Geología e Hidrología dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación. Luego profesor de Geografía Física en la Universidad de Buenos Aires, y miembro creador de GAEA (Souto, 1996; Zusman, 1997). Anselmo Windhausen, formado en geología en Berlín, Múnich y Gotinga, en 1909 es contratado por la División nombrada previamente. Se le atribuye el descubrimiento de los yacimientos petrolíferos en Neuquén junto a Keidel. Todos estos se encuentran como miembros fundadores de GAEA (Souto, 1996; Zusman, 1997). A la salida de Schmieder de Córdoba en 1925, Windhausen se hará cargo de las cátedras dictadas por el geógrafo en la Universidad Nacional de Córdoba. A. Flossdorf, otro alemán, si bien no había finalizado sus estudios superiores, se desempeñaba como ayudante en dicha Dirección y fue el responsable de numerosas colecciones mineralógicas. Todos estos tuvieron relación con Schmieder a la hora de acceder a su cargo.

4. Archivo FCEFN, UNC, 13 de septiembre de 1919, acta 27, f° 1041-1042.

5. Shmieder agrega que Barros lo visitaba a menudo en la universidad, y cuando realizó sus estudios en Alemania vivió en la casa de los padres de Schmieder (Schmieder, 1972:79).

6. Archivo General UNC, Catálogos, 1919. Libro 83-84-85, acta 33, f° 1078.

7. Informe de G. Bodenbender presentado el 22 de octubre de 1919 a solicitud del Decano de la FCEFN, B. Caraffa. En Archivo FCEFN, UNC, Año 1919 -Libro 83-8485, acta 34, f° 1080.

8. La voz de la Interior. 19 de diciembre 1919.

9. Archivo General UNC, Libro 86, Nº4, f° 4 y Nº 26, f° 31.

10. Un análisis pormenorizado del movimiento de la Reforma en Córdoba excede el presente trabajo, por lo que nos hemos limitado a identificar aquellos planteos que se vinculan con decisiones y acciones específicas de Schmieder. Para profundizar en las características y alcances del movimiento reformista cordobés, véase Saur y Servetto (2013).

11. Deodoro Roca, uno de los líderes reformistas más radicales, en el acto con motivo del inicio de los cursos de la Facultad de Ciencias Económicas de Rosario en 1920, en representación de la Universidad de Córdoba y la Federación Universitaria, comienza su alocución recuperando literalmente las palabras con las que Trotsky había inaugurado poco tiempo antes la Tercera Internacional. (ver Roca, D. 1920)

12. Este desplazamiento del Länderkunde bajo la noción de Landschaft con un énfasis en los elementos humanos, mostraba su operatividad como un concepto que se podía utilizar activamente en el discurso político en este contexto conflictivo de entreguerras (Wardenga, 2006:141-147). Hemos ampliado este desplazamiento en la trayectoria de Schmieder en Llorens y Cecchetto (2017).

13. Según se deduce de los trabajos publicados en dichas revistas, estos correspondían a producciones de divulgación realizadas por docentes y estudiantes avanzados, para ser presentadas en conferencias de extensión organizadas por dicho centro.

14. En su trabajo “El origen de los continentes”, publicado en 1912, Wegener no planteó el término deriva, sino desplazamiento. La publicación, de tan solo diez páginas, fue rechazada en ese momento por gran parte de la comunidad científica de la época, argumentando falta de observaciones que lo sostuvieran. A comienzos de la década de 1920, fue recuperado y la hipótesis del desplazamiento de los continentes generó un cambio en las formas de interpretar la corteza terrestre, lo que movilizó las investigaciones y pasiones de la comunidad científica centroeuropea.

15. Al respecto, y para el período 1919-1925, las fuentes documentales revelan que Schmieder era prácticamente el único docente que realizaba regularmente excursiones de estudio como parte de su estrategia pedagógica para que los estudiantes aprendan de la “escuela de la naturaleza” (Hettner en Schmieder, 1972: 98), y el único, según figura en los documentos, que presentaba informes de dichas excursiones.

16. Archivo de la FCEFN, UNC, Informe de la excursión. Nota presentada al Decano Belisario A. Caraffa con fecha 12 de agosto de 1920. Libro de Resoluciones y Ordenanzas, f° 362.

17. Ibídem.

18. Archivo de la FCEFN, UNC, Libro de Resoluciones y Ordenanzas. Sept. 1920, f° 394.

19. Archivo de la FCEFN, UNC, Libro de Resoluciones y Ordenanzas. Sept. 1920, f° 394.

20. Archivo FCEFN, UNC, Libro de Resoluciones y Ordenanzas 1922, Tomo II, f° 411.

21. Sobre los resultados de investigación en Sierras de Chani y de Famatina, ver Schmieder (1923a) y Schmieder (1923b).

22. Archivo FCEFN, UNC, Libro de Resoluciones y Ordenanzas 1922, Tomo I, f° 248.

23. Archivo FCEFN, UNC, Libro de Resoluciones y Ordenanzas, 1922, Tomo I, f° 248.

24. Archivo FCEFN, UNC, Libro de Resoluciones y Ordenanzas, 1923, Tomo I, f° 130. Esta sería cubierta ad honorem hasta que el estado nacional proporcionara los fondos correspondientes.

25. Sobral ingresó en 1895 a la Escuela Naval. Entre 1901 y 1903, participó en la expedición polar de Otto Nordenskjöld. En el año 1904, viajó a Suecia para estudiar geología en la universidad de Upsala, donde se doctoró en el año 1913. En 1914, regresó al país. Fue el primer geólogo argentino con título universitario. Ese mismo año, ingresó en la Dirección General de Minas e Hidrografía, donde llegó a ser Director General en el año 1924. En 1930 fue nombrado Cónsul General en Noruega y, a fines de 1931, se incorporó como geólogo a las filas de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), donde se jubiló en 1935.