RESEÑA
Vitar, Beatriz (2022). Cuerpos bajo vigilancia: las mujeres en las misiones jesuíticas del Chaco. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, SB. (276 pp.)
 
Vitar, Beatriz (2022). Cuerpos bajo vigilancia: las mujeres en las misiones jesuíticas del Chaco. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, SB. (276 pp.).
Memoria americana, vol. 32 no. 2, (111- 112 pp.), Diciembre, 2024, doi: 10.34096/mace.v32i2.15819. ISSN: 1851-3751
Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

Historiográficamente invisibilizadas, las mujeres indígenas de la región chaquense no han sido una prioridad en la agenda, pero a lo largo de su trayectoria Beatriz Vitar ha contribuido enormemente a echar luz sobre el lugar -o los lugares- que estas ocupaban en sus comunidades. Nacida en Argentina, la autora obtuvo su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid y se ha desempeñado como docente e investigadora en España durante gran parte de su vida. Se ha especializado en los contactos entre europeos e indígenas en el Gran Chaco en el último período de la colonia, enfocándose tanto en los contactos fronterizos como en la acción misionera. En su nuevo libro, ella se propone desenterrar las prácticas y los roles que las mujeres indígenas de distintos grupos, edades y posición social, llevaban a cabo en sus pueblos antes de la expulsión de los jesuitas del territorio americano (1767).

El problema es claramente planteado desde la introducción: ¿cómo hacer para conocer a las mujeres nativas cuando las únicas fuentes disponibles son las de los jesuitas desterrados, cuya mentalidad patriarcal las desestimaba constantemente? En comunidades indígenas que no se definían siguiendo los mismos conceptos que el Viejo Mundo, los jesuitas basaron sus observaciones sobre las mujeres en el ideal cristiano de la mujer pasiva y doméstica. Así, la autora propone que la imagen que los misioneros muestran de ellas dice mucho más de ellos mismos y de sus concepciones que de los sujetos a los que pretendían describir. Tras relatar su trayectoria y argumentar la pertinencia de su libro, Vitar expone su metodología de manera minuciosa y compara las fuentes para ver más allá de lo que estas dicen de forma explícita, con el objetivo de lograr en ese ejercicio acercarse a la realidad indígena femenina.

El libro consta de 276 páginas y se estructura en cinco capítulos. El primero, titulado “Las indígenas en la escritura misionera”, ahonda en la ideología jesuítica, la influencia del iluminismo en los misioneros y en las preconcepciones sobre la mujer de estos últimos, basadas especialmente en preceptos de la religión cristiana. Así, las mujeres denotaban “una triple alteridad, marcada por el género y los factores étnicos y sociales, a los que cabría añadir el factor etario” (Vitar, 2022: 44). La autora también invita a reflexionar sobre el impacto político de la expulsión de los jesuitas y sobre las frecuentes distorsiones en sus escritos, producto de su interés por exaltar la gran labor misionera y civilizadora que habrían llevado a cabo. Esta sección resulta fundamental, dado que Vitar expone el marco teórico y metodológico desde el cual se aproximó a las fuentes.

“El disciplinamiento de los cuerpos” es el título del segundo capítulo, que se enfoca en la corporalidad femenina y detalla las estrategias mediante las cuales los misioneros intentaron adecuarla a sus cánones de pudor y castidad. En una lucha contra las prácticas “salvajes”, centrada sobre todo en las nativas, Vitar demuestra cómo los eclesiásticos pretendieron destacar su maternidad, prohibir y/o regular sus danzas ceremoniales y sus reacciones ante los tatuajes y maquillajes femeninos. Además del gran choque cultural y de la tentativa misionera de controlar los cuerpos y las prácticas de las mujeres el apartado exhibe el gran abanico de costumbres de varios pueblos chaqueños.

El capítulo siguiente, “Sensuales y fértiles. Sensualidad y reproducción biológica”, aborda la sexualidad indígena y las prácticas que los jesuitas buscaron imponer para controlarla y restringirla. Así, sus “políticas del sexo” estaban orientadas a minar el libertinaje sexual que les adjudicaban a los y las nativas en aras de consolidar una familia tradicional cristiana. Además, los misioneros también lucharon contra el aborto y el infanticidio, prácticas muy extendidas entre las mujeres, y concibieron como su deber instaurar un régimen familiar nucleado -a tal punto que incluso se abocaron a intervenir en la fecundidad y la reproducción nativas. Vitar explora las posibles reacciones de las mujeres a dichas imposiciones y cómo supieron sacar provecho de algunas de ellas como, por ejemplo, en lo relativo al matrimonio.

En el cuarto capítulo, “Poderes femeninos”, la autora plantea que debido a la distorsión de las prácticas indígenas por parte de los jesuitas es difícil adherir a sus imágenes sobre las estructuras de poder nativas. Así, al contrario de la intención misionera de invisibilizarlas Vitar demuestra que las mujeres se desempeñaron en funciones y espacios públicos, destacando especialmente el papel de las ancianas en sus comunidades y la manera en que estas ejercieron roles que permitieron obstaculizar la conversión perseguida por los eclesiásticos. En suma, esta sección introduce preguntas que invitan a reflexionar no solo sobre el empoderamiento femenino, sino también sobre cómo la edad de las mujeres podía definir el lugar que ocupaban o no en su comunidad.

La vida económica femenina es presentada en el último capítulo, denominado “Los trabajos de las mujeres”. Allí la autora ahonda sobre las múltiples tareas que realizaban y sobre cómo muchas de ellas las compartían con los hombres nativos, oponiéndose a la distinción entre la esfera masculina y femenina que los misioneros buscaron establecer y difundir. Asimismo, se refiere al cambio de ritmo que implicó la economía reduccional, ligada a intereses comerciales europeos e indígenas, y lo que conllevó para las mujeres. Vitar no comparte la tradicional imagen de las mujeres indígenas “esclavizadas” pues sostiene que la domesticidad y pasividad que expresan las fuentes no eran más que un afán de los jesuitas por mostrar cómo su acción civilizadora había penetrado en el sector “más débil” de los salvajes.

En conclusión, el libro presenta al lector un cuadro amplio y lleno de matices. Lejos de enfocarse en las mujeres indígenas como un todo, Vitar se destaca por su rigurosidad en desplegar de manera analítica numerosas prácticas nativas, aludiendo a distintos pueblos y a distintos grupos dentro de ellos. Su trabajo de recolección y comparación de fuentes es admirable, así como la exposición de las mismas, logrando un buen balance con el texto principal y evitando la saturación de citas. A su vez, la exposición de los temas es clara y coherente, y el estilo fluido de la escritura lleva al lector a pasar las páginas casi sin darse cuenta. Por su parte, las consideraciones que señala sobre la ideología jesuita resultan esenciales para una comprensión cabal de la temática desarrollada, tanto para los investigadores profesionales como para el público común interesado. Su libro, en definitiva, transporta al lector a la convivencia con los pueblos indígenas chaquenses coloniales y lo acerca a conocerlos desde una mirada crítica que permite aprehender sus prácticas tal y como eran: suyas. Si bien, como Vitar afirma en el epílogo, aún restan muchos interrogantes por responder, Cuerpos bajo vigilancia: las mujeres en las misiones jesuíticas del Chaco es mucho más que un punto de partida en el estudio de las mujeres indígenas y sus prácticas, haciendo de su recomendación algo obligatorio.


Referencias

Vitar, Beatriz (2022). Cuerpos bajo vigilancia: las mujeres en las misiones jesuíticas del Chaco. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, SB. (276 pp.)